Benjamín Bastida: «Podríamos llegar a perder la capacidad de usar el espacio»

María Meizoso CARBALLO / LA VOZ

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ECOVOZ 2023 | Resolver el problema de la basura espacial es una de las atribuciones de la ESA. Así lo dice este ingeniero de sistemas

15 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La Agencia Espacial Europea (ESA) mantiene un control permanente sobre la evolución de la basura espacial. De forma periódica, publica un informe sobre el impacto de las antiguas misiones espaciales. Preguntado por esos residuos, Benjamín Bastida Virgili, ingeniero de sistemas en basura especial de la ESA, explica: «Llevamos lanzando objetos desde 1957. Lanzamos el primer satélite Sputnik y empezamos a dejar las cosas en el espacio como satélites que dejan de funcionar o los cohetes que se lanzan y que también se quedan en el espacio».

—Y todo esta suma se ha ido acumulando.

—Llevamos 85 años desde que lanzamos el primer objeto y algunos llevan ahí desde los primeros días. Simplemente, los hemos ido lanzando, cada vez hay más y algunos han explotado. Por ejemplo, los cohetes llevan combustible y puede reaccionar con los gases del espacio. Hay poco, pero pueden darse reacciones químicas que hacen que exploten. Ha habido un par de colisiones en el espacio entre satélites y, también, entre basuras y satélites.

—¿Qué genera todo eso?

—Más y más fragmentos. Ahora mismo desde tierra podemos observar objetos que tienen, más o menos, cinco o diez centímetros de diámetro. Y, de estos objetos, tenemos algo así como 35.000. Luego sabemos que, cuando hay una explosión o una colisión, se generan fragmentos aún más pequeños. Quiere decir que estos 35.000 son los que podemos ver, pero hay muchísimos más de tamaño más pequeño. Los modelos dicen que tenemos alrededor de un millón de objetos que son de más de un centímetro y algo así como 130 millones de más de un milímetro.

—La ESA cuenta con un departamento propio que vigila su evolución. ¿Cómo funciona?

—Desde hace años tenemos una oficina para la basura espacial que es donde trabajo yo. Pero, a mayores, desde hace dos años, se ha creado un programa nuevo que tiene bastantes atribuciones y que se llama Space Safety Programme, el programa de seguridad del espacio. Se ocupa de, entre otras cosas, intentar resolver el problema de la basura espacial. Y esto es determinar qué hacemos con la basura especial, vigilar que no choque contra nuestros satélites operacionales, intentar hacer que los nuevos satélites que se lanzan no se queden en el espacio generando más basura y, con los objetos que ya están en el espacio y que van a quedarse allí por muchos años, intentar ver cómo se puede resolver el problema.

—¿Qué opciones existen?

—Habría que ir activamente con otro satélite y bajar esos objetos. Estamos preparando desde la ESA una misión que, en teoría, en 2025 va a ir y va a bajar una pieza de un cohete que dejamos hace unos cuantos años. Queremos recuperar ese objeto y volverlo a traer para la Tierra.

—Entre las medidas que se han tomado para minimizar ese impacto, ¿cuáles destacaría?

—Tenemos que acercarnos a este problema desde dos puntos de vista. Por un lado, cuando lanzamos objetos nuevos tenemos que asegurarnos que estos no se vayan a quedar en el espacio. Con lo cual hay una serie de reglas y de obligaciones en el diseño para tener en cuenta el problema de la basura espacial. Por ejemplo, el satélite es útil durante cinco años. Cuando llega al final de esa vida útil tiene que hacer una maniobra para salirse de la órbita operacional donde estaba y volver a entrar en la Tierra. También hay que evitar que haya explosiones. Para ello, tienes que quitar todas las fuentes de energía que haya, esto es, desconectar toda la presión, dejar ir el combustible que haya y desconectar la batería y los paneles solares que haya para que no exista ninguna fuente de energía y, de ese modo, evitar que pueda haber una explosión.

—¿Y para los objetos que ya están en el espacio?

—Tenemos que hacer algo porque están allí y pueden causar colisiones. No están controlados y no se puede hacer nada con ellos, pero si un objeto pequeño choca contra estos van a generar miles de fragmentos. Con lo cual, lo que estamos intentando es demostrar que se puede ir y sacar estos objetos. Cuando hayamos retirado cien, doscientos o mil, el riesgo de que generen más fragmentos disminuirá mucho.

—¿Debemos estar preocupados por los riesgos que puede acarrear la acumulación de basura en el espacio?

—Un GPS funciona por satélite, también la observación del clima. Son datos que necesitamos. Si no solucionamos el problema, el riesgo que corremos es que estos satélites se vean afectados por colisiones y dejen de prestar su servicio. En el peor de los casos, podríamos llegar a perder la capacidad de usar el espacio.