Un grupo de senderistas vascos relacionados con la Ruta Xacobea recorre estos días el Camiño dos Faros
11 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.«Si le hubieran cortado las alas, habría sido mío», así le cantaban el 16 de diciembre del 2012 al periodista navarro Guillermo Nagore tras recorrer 6.000 kilómetros entre Fisterra y Jerusalén para llamar la atención sobre las necesidades de los enfermos del alzhéimer. A partir de ahí se gestó en el País Vasco un grupo que tomó los caminos, y más en concreto el de Santiago, como una forma de alimentar la fraternidad. Desde el viernes anda la Costa da Morte por el Camiño dos Faros.
«En medio del otoño, el verano salta en nuestro pecho. Andamos los pasos del Camino hacia la luz del último faro. Ese, precisamente, ese de nuestros caminos interiores», ponía en su Facebook sobre la experiencia el periodista y escritor Julio Flor, un hombre que siente cada piedra, cada rayo y cada ola que van encontrando sus ojos. El viernes se introdujeron en los siglos de Dombate y el sábado contemplaron como el primer rayo solar acariciaba la piel del mar en la dársena de Malpica. A cada paso hacen una alabanza de la Costa da Morte.
En O Roncudo reflexionaron sobre las cruces por las vidas que se llevaron los temporales y ayer respiraron la salitre que la brisa les llevaba del mar de Camariñas. En Vilán vieron la farera, Cristina Fernández, que los agasajó con sus historias.
Llegó el grupo de la mano de Javier Sesma, que durante más de dos decenios fue profesor de A Ponte do Porto. Ahora afincado en Vitoria hace de guía, junto con su compañera, Maite Lezana. Ambos destacan la colaboración de los concellos, sobre todo de Camariñas y Malpica, con los desbroces de la senda y la asistencia de Protección Civil.
En la pandilla está Fermín Irulegui, hermano del mítico jugador del Pontevedra. «Hai que roelo», recuerda divertido. Y Jean Louis Aspirinot, secretario general de la Asociación Amigos del Camino de Santiago de los Pirineos Atlánticos. Lo acompañan Claude Salambehere, tesorero; Monique Aspirinot, y otros miembros de la directiva, como Francoise Simon, Marie Claire Salambehere, y Nicole Gastelu, vicepresienta. Jean, Monique y sus colaboradores llevan la oficina del peregrino de Jean Pied de Port (Francia), de donde ya han salido en lo que va de año 54.111 caminantes hacia Compostela. Cada año son más (45.697, en 2012; 50.718, en 2013; 54.218, en 2014, y 54.647, en todo 2015). Con respecto al Camiño dos Faros, Jean Aspirinot y sus colegas dicen que «es una maravilla, pero se merece», es duro, quieren decir. Todos ellos recorrieron el Camino de Santiago. Jean y Monique hacen todos los años de hospitaleros en un albergue español. Tienen una gran experiencia en la ruta: «El peregrino no es el mismo antes que después de hacer a pie 600 kilómetros». Están convencidos de que cada uno lo hace por una razón distinta: espiritual, turística, cultural e incluso deportiva. «Cada uno tiene su idea», apuntan.
Cuando muchos empiezan o pasan por Jean Pied de Port ya conocen que la ruta se prolonga hasta Fisterra. Este grupo francés están encantado en la Costa da Morte, a la que ven semejanzas con la Bretaña. Por el granito, sobretodo. Allí además también tienen una ruta, la de los contrabandistas.
El grupo de caminantes vascos pondrá mañana fin a su estancia en el Fisterra. Se van llenos de alegría y con los corazones fortalecidos, pese a los contratiempos de alguno de sus miembros. Hasta los malos momentos les han valido para sentirse más unidos.