
El club comunicó ayer la marcha del hasta ahora director general del club
23 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.A través de un escueto comunicado de prensa, el Lugo anunció ayer, pasadas las diez de la noche, la marcha de Carlos Mouriz del club. El hasta ayer director general de la entidad puso fin, de esta manera, a once años de vinculación con los del Ángel Carro.
Mouriz llegó al Lugo después de que el primer equipo consumase el descenso a Tercera División en el año 2003. Siempre con José Bouso como presidente, ejerció las funciones de director deportivo.
El pasado verano, una vez que Tino Saqués se convirtió en accionista mayoritario del club, dejó de desempeñar un rol predominante en el Lugo. En la campaña 2007-2008, en la que había coincidido en la casa rojiblanca con el actual presidente, ya había tenido algún encontronazo con él.
Estos roces se incrementaron hace unos meses, en pleno proceso de venta de las acciones por parte del Concello y la Diputación. Entonces, Mouriz mostró públicamente su desacuerdo con el acceso al poder de Tino Saqués en lugar de Gerard López, a quien él apoyaba.
El Lugo incorporó el pasado verano a Toni Otero, procedente del Celta, como nuevo director deportivo. Con ello, reemplazó a Mouriz en una de las funciones que había desarrollado a lo largo de las once últimas temporadas.
La situación de Mouriz dentro del club se había deteriorado y, finalmente, el Lugo anunció ayer una salida que parecía destinada a producirse más tarde o más temprano.
Hombre fuerte de Bouso y escudo de Setién
Punto y final a más de once años de vinculación. Carlos Mouriz abandona el Lugo por la puerta de atrás. Su situación se había vuelto delicada desde el acceso a la presidencia de Tino Saqués. Y, a pesar de que aún le restaban varios años de contrato con el club rojiblanco, los hechos se han precipitado. Posiblemente, se trate de una salida que satisface a las dos partes.
Mouriz llegó al Lugo de la mano de José Bouso y Daniel Lombardero. En principio, el plan era sanear un club al borde de la desaparición y potenciarlo en el plano deportivo en cuatro años. En 2003, los rojiblancos habían consumado el descenso a Tercera División
La primera campaña en Tercera no fue buena. Quique Prado y Juan Peón, dos hombres de confianza de Mouriz, asumieron las riendas. Pero el equipo deambuló por la zona media de la tabla. A mitad de Liga, Jose Durán, actual técnico de los juveniles, se hizo con el cargo, pero, a pesar de que los rojiblancos mejoraron, no tuvieron tiempo suficiente para alcanzar la promoción de ascenso.
Un año más tarde, con Carlos Ballesta, se produjo el primer intento de regreso a Segunda B. Fue abortado por el Valladolid B en el Zorrilla. El logro tendría que esperar una temporada más, con Juan Fidalgo al frente.
El equipo inició así su crecimiento y, una vez consolidado en la categoría de bronce, se optó por otro cambio de entrenador. Entre medias, Lombardero abandonó la nave porque consideró que el objetivo ideado en 2003 ya se había cumplido. Pero Mouriz y Bouso siguieron.
Llegó Fonsi Valverde. Con el vigués, el Lugo no alcanzó la promoción. Pese a ello, Mouriz le ofreció la renovación tras dos campañas. Fue rechazada y llegó Quique Setién.
Mouriz se convirtió en el principal valedor del preparador cántabro, quien, en su tercera temporada al frente del equipo, alcanzó el anhelado ascenso a Segunda.
Mouriz mantuvo la confianza en el santanderino incluso en momentos delicados no solo de resultados, sino también de alguna supuesta revuelta dentro del vestuario aplacada sin demasiado ruido.
El Lugo se consolidó en la categoría de plata tras rubricar sus mejores años de resultados. Pero la suerte empezó a torcerse para Mouriz una vez que Tino Saqués, actual presidente, entró en la puja para hacerse el accionista mayoritario de la entidad. Después de lograrlo, el rol del director general languideció.