
Excompañeros recuerdan al jugador, homenajeado hoy en Zaragoza
13 nov 2013 . Actualizado a las 15:07 h.Fernando Cáceres era un jugador «de los que dejan huella». Así sucedió en el Celta, que estará representado hoy (La Romareda, 20.30 horas) en el homenaje al futbolista argentino por seis jugadores de la primera plantilla actual -Bermejo, Jonny, Madinda, Vila, David y Bellvís-. Pero son más los que coincidieron con él en sus seis temporadas en Vigo (1998-2004) y que lo definen como un profesional inteligente y con fachada seria detrás de la que se ocultaba alguien entrañable.
«Nunca vi a un jugador hacer tantas faltas sin que se las pitaran. Era un tipo duro y muy listo», recuerda Jonathan Aspas. Pero esto no estaba reñido con el buen carácter, pues lo describe como «una persona que caía simpática a todo el mundo». El mayor de los hermanos moañeses coincidió con el argentino en la temporada 2003/2004, debut para él en el primer equipo y última para Cáceres. «Lo recuerdo como un jugador con experiencia que conmigo se portó muy bien. Era de los que me acercaban al puerto cuando yo iba a Vigo en barco a los entrenamientos», comenta.
Si Aspas rememora que le tenía al lado en el vestuario, Tomás Hervás fue su compañero de habitación en los hoteles durante los tres años en que coincidieron. Llegaron en la misma campaña. «Era encantador, al que más unido estuve durante mi etapa en Vigo», cuenta. Admite que sufrió «muchísimo» al enterarse de lo que le había sucedido y que guarda más de una anécdota con él «que no se puede contar». Entre las que sí, una bronca monumental: «En un partido contra el Alavés, cometí un fallo que costó un gol. Se acordó de toda mi familia. Pero en plan bien, queriendo decirme: ?Deja de lamentarte y levántate?. Hacía mucho vestuario».
Un modelo para todos
Yago Yao Alonso era uno de los más jóvenes del Celta entre el año 2000 y el 2002, período en el que Cáceres pertenecía al grupo de los veteranos. Asegura el ahora jugador del Coruxo que el Negro se convirtió en «un ejemplo a seguir» para él. «Me llamaba la atención cómo con sus años y partidos de experiencia, internacionales incluidos, seguía tirando del carro ya desde pretemporada, yendo al gimnasio, a la cabeza del grupo en las carreras... Era un modelo de dedicación y profesionalidad». Más allá de lo deportivo, siempre vio en él «a una persona noble, buena gente aunque fuera duro en el campo».
Para Óscar Vales, Cáceres «era un jugador que se diferenciaba por ser buen compañero, dar la cara y sentir lo que hacía», cosas que, destaca «no son fáciles de encontrar en el mundo del fútbol». «La prueba de lo que sembró durante su etapa en España es este homenaje, muestra de que la gente no le olvida. Es una gran noticia», celebra. Sus recuerdos del argentino, dice, «se componen de pequeños detalles insignificantes que es mejor no contar».
Juan Sánchez subraya que se convirtió «en un pilar básico del vestuario» de aquel Celta. «Era una persona que veías muy seria, pero era engañoso. Siempre estaba haciendo bromas y aportaba tanto con su trabajo como a nivel personal».