Los vigueses, en un día de fiesta y despedida, desafían a un Real Madrid con muchas bajas
11 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.El Celta quiere echar el telón en Balaídos a lo grande. Con una victoria ante un Real Madrid que llega en cuadro y que se juega su escaso 3 % de posibilidades de hacerse con el título de Liga. La contienda tendrá un marcado aire festivo y un aroma a despedida. La de Luis Enrique de su paso por el banquillo céltico, la de Rafinha, que ya está preparado para volar en el Barça, y quizás de alguno más.
Si la tensión marcó la despedida del año pasado, en esta ocasión el celtismo se prepara para disfrutar de un día de fiesta, con un campo abarrotado y con un invitado de postín en sus fastos. Con la permanencia en el bolsillo desde la última comparecencia en casa, el Celta busca el broche de oro, que sería ocupar el octavo puesto a la conclusión de la Liga.
Para darse el homenaje los celestes contarán con su once de gala a excepción del operado Hugo Mallo y con el cambio confirmado en la portería. Con respecto a la semana pasada, la principal novedad será el regreso de Rafinha, que ha superado sus molestias en el primer dedo del pie izquierdo, ha entrenado con normalidad toda la semana y hoy busca la mejor despedida después de explotar de un modo definitivo con su cesión en el Celta. El segundo de los Alcántara fue una pesadilla para los blancos en el Bernabéu y la historia podría repetirse esta tarde.
A la sala de máquinas del centro del campo también podría volver Krohn-Dehli si el técnico apuesta por controlar el partido desde el balón. Arriba, tras una jornada desaparecido por cuestiones personales, Charles debe recuperar su lugar en la punta del ataque al lado de Orellana y Nolito, que acaban la temporada en estado de gracia.
El Real Madrid se ha centrado en la Champions después del patinazo de Valladolid y Ancelotti deja en casa a Cristiano Ronaldo, Di María, Carvajal, Pepe y Varane, lo que le obligará a formar una defensa de circunstancias pero aun así, un equipo de lo más competitivo en donde Diego López será el portero titular según anunció en su día el italiano.
Los blancos viajan a Vigo a restaurar su imagen tras el desastre de Pucela y a buscar un triunfo que les permita creer en el milagro, pero el Celta, que nada se juega, no se lo pondrá fácil. Desde el 2001 no pierde en Liga el conjunto blanco en Balaídos y los vigueses buscan un cuarto triunfo consecutivo que no consiguen en los últimos doce años. Sería el mejor colofón a un día de fiesta y despedidas. El último acto de un año que abre las puertas a un mundo mejor.