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Un acusado de violar a su mujer dice que ésta sufre manías persecutorias

Alberto Mahía A CORUÑA

A CORUÑA

EDUARDO

El procesado asegura que su esposa se lo inventó todo porque no asume vivir sin él La denunciante le imputa malos tratos, pese a no tener partes médicos que los acrediten

04 abr 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

Para Juan B.?C., en el mundo hay dos tipos de personas, «las que aceptan perder a su pareja, y las que no lo pueden superar». Lo dice por su ex mujer, a la que acusa de inventarse una macabra historia de malos tratos y violaciones por sufrir «una manía persecutoria y unos celos enfermizos fuera de lo común». Este hombre no encuentra otras razones que no sean éstas para explicarse los motivos que empujaron a su ex pareja a denunciarlo por un delito de malos tratos, uno de agresión sexual y otro en grado de tentativa, por los que el fiscal pide para él una pena de 11 años de cárcel. Juan lanzó ayer todos estos reproches desde el banquillo de los acusados de la sección primera de la Audiencia Provincial. Primero recordó que se casó en agosto de 1997 y que tienen una hija de ocho años. También dijo que en el 2002 se separaron, pero a los pocos meses volvieron, aunque la relación nunca volvió a ser la misma. Él lo achacó a «las manías persecutorias» de su ex mujer. Ella, en cambio, culpa de la ruptura a las «infidelidades, mentiras y engaños» de Juan. Lo intentaron incluso con un psicólogo, pero ni con esas. La relación llegó tan rota y fría al 2004, que la mujer se fue a dormir al sofá, donde pasó las últimas noches del matrimonio. Juan juró a la sala que jamás puso una mano encima a su mujer, y que las discusiones que mantenían, que casi siempre eran por motivos económicos, nunca llegaron al insulto. Preguntado por lo que pasó en la mañana del 9 de mayo del 2004 -la mujer denunció que la agarró por el cuello y la empujó contra la galería del domicilio familiar, propinándole un puñetazo en el labio y en la mejilla-, Juan lo limitó «a una simple discusión». Un mes después de aquello, según relató la mujer, el procesado apareció en el salón cuando su esposa dormía en el sofá. La despertó y comenzó a tocarla con la intención de mantener relaciones sexuales. Pero ella -según la denuncia- logró quitárselo de encima y refugiarse en el baño, donde estuvo encerrada hasta que su marido se calmó. Todo esto también lo negó el acusado. Amenazas Y en cuanto al último episodio, la gota que colmó el vaso de la paciencia de Felisa, según reconoció, sucedió una semana después de aquel desgraciado suceso. Dijo que su ex esposo lo volvió a intentar. La despertó cuando dormía en el sofá, le tapó la boca y la amenazó de muerte si se atrevía a gritar, pues temía despertar a la hija pequeña. Como en los anteriores episodios, Juan lo negó, añadiendo que llevaban meses sin acostarse juntos y que si no rompían definitivamente era porque ella no asumía la separación y se negaba a irse de casa.