En el Obelisco había más pancartas que personas. Había cuatro. Porque manifestantes eran tres, dos chicos y una chica. Eran los convocantes, los que a principios de la semana pasada se enteraron por las redes sociales de que el Movimiento 15M convocaba para ayer en toda España concentraciones en apoyo a la sanidad pública y se pusieron manos a la obra para que A Coruña no se quedara al margen. Y al margen no se quedó. Gracias a ellos. A nadie más.
La convocatoria estaba programada para el mediodía junto al Obelisco. Puntuales, allí estaban dos jóvenes. Llegaron cargados de pancartas, cartulinas y rotuladores. Se miraron el uno al otro y decidieron esperar. Qué otra cosa podían hacer más que dar un poco más de margen a todos los que le habían prometido su presencia y al indignado en general. Pero pasaban los minutos y solo apareció uno. Ya eran tres. Uno más para sujetar la pancarta en la que se podía leer: «Por una asistencia sanitaria pública, universal y de calidad. Defendamos nuestro derecho, nuestra sanidad pública». Preguntados a los convocantes por la falta de convocados, lo achacaron a tres cosas. primero, «es domingo y la gente duerme hasta tarde». Segundo, «es día de resaca». Y tercero, «juega el Deportivo a la misma hora». Por haches o por bés, lo cierto es que todo el esfuerzo de la semana llamando a la movilización, la gente se inmovilizó en cama o en el bar.
Pacientes, esperaron al apoyo de los ciudadanos. Hubo quien se paró a leer la pancarta -una sábana escrita con el lema de la concentración-. Pero solo se paraban a leer. Echaban en falta a algunos médicos que se habían comprometido en acudir a la concentración.
¿Quiénes son estos estoicos y comprometidos ciudadanos? «Pues somos simpatizantes del Movimiento 15M». ¿Cómo se llaman? «Preferimos no dar nuestros nombres. No queremos protagonismo». Y al final, sin querer, les ha sobrevenido.
¿Y por ahí fuera en el resto de ciudades? Pues en Tomelloso, por ejemplo, se han juntado dos mil. Más o menos el mismo número que en Sevilla.