Los tres detenidos por el crimen de San Diego ingresaron en la cárcel

Alberto Mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Dos de ellos podrían ser los autores materiales del asesinato

28 ene 2012 . Actualizado a las 07:09 h.

Los tres detenidos hasta el momento por la muerte de Yonier Alejandro Arenas en la Cubela el pasado 11 de enero ya durmieron anoche en la prisión de Teixeiro. Ahí los envió la titular del Juzgado de Instrucción número 2 después de escucharlos. O de intentarlo, pues la mujer no quiso responder a ninguna de las preguntas. Es a ella a la que el fiscal le imputa un delito de inducción al asesinato, mientras que a los otros dos los considera autores de la muerte.

El secretismo que rodea el caso es total. Tanto la policía como la jueza pidieron a la prensa que respetase el secreto de sumario, pues quedan diligencias por hacer. Entre ellas, una rueda de reconocimiento que podría verse contaminada si aparecen los rostros de los ahora encarcelados en la prensa. Además, la policía no descarta llevar a cabo nuevos arrestos. Incluso el fiscal mete por el medio un delito de tráfico de drogas, sin precisar sin este fue el móvil, o se trata de un crimen pasional, al que todas las miradas apuntan.

Ya el mismo día del crimen, el primo de la víctima comentó esa posibilidad. Explicó que su pariente «era muy guapo, muy atractivo, y tenía mucho éxito con las mujeres», comentó. Por eso se temía que la muerte se debiese «a un tema de faldas». También recordó que aquel día se acostaron temprano, sobre las once de la noche. Pero escuchó cómo, al rato, llegó a la casa una mujer: «Y estuvo hasta las doce con él, en su habitación». Después el joven colombiano y la chica bajaron: «No sé por qué, seguro que lo llamaron y eran sus asesinos, que lo estaban esperando».

Carlos aseguró que su primo no tenía enemigos y que «ni bebía ni andaba con drogas», subrayó. «No creo que su asesinato se debiese a un ajuste de cuentas», añadió.

Según todos los indicios, el fallecido se encontraba en su habitación cuando sonó el timbre del portal. Bajó y allí encontró la muerte. Una puñalada directa en el corazón apenas le dio aliento para dar unos pasos y caer muerto. Nadie vio nada. Solo dos personas con sudaderas con capucha. Podrían ser los encarcelados.

«Yonier era muy guapo, con mucho éxito con las mujeres. Pudo morir por un tema de faldas»

Carlos Arenas