O es un demente o es un parricida

Alberto Mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

El hombre que quemó su coche en Paderne con su su hijo dentro será juzgado en julio; el fiscal pide 25 años, y su abogada, la libertad

12 may 2012 . Actualizado a las 07:01 h.

José Luis Deus tenía un niño de tan solo 14 meses. Recién separado de su esposa, el 2 de octubre del 2010 le tocaba estar con el pequeño. Pasaron el día juntos y por la noche, después de telefonear a su exmujer para decirle que le iba a matar al hijo, se internó con el coche en un monte de Paderne. Aparcó en la cuneta, abrió una bombona de cámping gas y encendió un mechero. Cuando sintió en su piel el calor de las llamas, salió del vehículo y dejó a su hijo dentro. Quemándose. Al llegar al lugar la Guardia Civil, le rogó a un agente que le pegara un tiro, que le había dado muerte a su hijo. Todo parecía apuntar a que el caso quedaba cerrado. Pero estamos hablando de José Luis Deus, un hombre a tratamiento psiquiátrico desde la infancia y que ya había intentado quitarse la vida dos veces. A esto se agarra su abogada, que pide que lo dejen libre al entender que su cliente no estaba en sus cabales. Pero el fiscal cree que sabía muy bien lo que hacía y perseguía, de ahí que lo acuse de un delito de asesinato y pide que sea un condenado a 25 años de prisión.

Entonces, ¿Qué es José Luis Deus? Una de dos, o un loco, o un asesino sin escrúpulos capaz de matar a su propio hijo para darle a su exmujer donde más duele. No hay más opciones que estas. O blanco, o negro. Aquí no hay grises. Tendrá que ser el tribunal que lo juzgue el próximo mes de julio en la Audiencia Provincial coruñesa el que determine si este vecino de Paderne de 42 años estaba en plenas condiciones mentales o, por el contrario, había perdido el juicio, hundido y enajenado al no poder soportar vivir alejado de la mujer de la que se había separado dos meses antes.

Examen psiquiátrico

Este crimen hizo que todo el país girara el cuello hacia Paderne, arropando a una mujer a quien su marido le había asesinado a su hijo de la forma más cruel. En cuanto su dolor le permitió ponerse en pie, esta vecina de Betanzos emprendió de la mano de un abogado la acusación particular. Mientras, Deus, que aquella noche sufrió pequeñas quemaduras, continúa en la prisión de Teixeiro a la espera de que un psiquiatra lo vuelva a examinar a petición de la defensa, que confía en que una nueva evaluación psíquica le abra las puertas de la cárcel. La abogada del procesado, Marina Álvarez, defiende que su cliente no sabía lo que hacía cuando abrió el gas de la bombona.

Su escrito de defensa arranca aquel sábado de octubre del 2010, cuando a las once de la mañana José Luis Deus acude al domicilio de su exmujer para recoger a su hijo y pasar el fin de semana con él y dar cumplimiento así al régimen de visitas.

No había pasado ni media hora y el hombre comenzó a llamar a su ex de manera compulsiva, con múltiples excusas. Que si el niño se había caído, que si había vomitado, que si tenía frío.... Pero en el fondo solo quería ganarse la atención de su mujer.

Enfurecido porque esta no le siguió el juego, cogió su coche y comenzó a dar vueltas por las localidades de Miño y Paderne. Hasta que a las siete de la tarde, después de recibir la llamada de su exesposa advirtiéndole que iba a llamar a la Guardia Civil para que lo detuvieran si no le entregaba de manera inmediata al pequeño, detuvo la marcha de su automóvil y «optó por quitarse la vida y acabar, igualmente, con la de su hijo», según la defensa. Para ello abrió una bombona de gas que llevaba en el maletero y, tras permanecer varios minutos junto con su hijo inhalando el gas, encendió un mechero, lo que provocó una fuerte deflagración. El fuego se expandió «de manera inmediata por todo el habitáculo y, obviamente, alcanzando al instante al pequeño, que falleció en el acto; resultado que José Luís, ni quería ni esperaba, dada la incapacidad que tenía y siempre tuvo para entender las consecuencias de sus actos y para asumir las mismas», según precisa Marina Álvarez.

Contrariamente a lo que opina el fiscal, la defensa insistió desde el primer día en que las heridas que sufrió su cliente se debieron a la lucha por tratar de sacar al pequeño del coche (tuvo que ser ingresado en la Unidad de Quemados del Hospital Universitario y permanecer en coma inducido durante varios días con quemaduras de segundo grado en rostro cuero cabelludo y brazos).

Al comprobar que su hijo había fallecido -siempre según la defensa-, José Luís comenzó a andar sin dirección, más de un kilómetro y medio desde el lugar en el que tuvieron lugar estos hechos, donde fue encontrado por dos agentes de la Guardia Civil a quienes se dirigió para decirles: «Acabo de matar a mi hijo, pegadme un tiro».

Tratamiento

¿Por qué lo hizo? Porque, según la letrada, el procesado «estuvo aquejado de una grave dolencia psiquiátrica desde su infancia (epilepsia), que le llevó a recibir tratamiento psiquiátrico continuado hasta los 19 años, edad en la que, sin recibir la correspondiente alta médica, dejó de manera voluntaria dicho tratamiento». Abandonado el tratamiento, «intentó hasta en tres ocasiones acabar con su vida, siempre con posterioridad a sufrir fracasos sentimentales o laborales». Recuerda su abogada que en 1995, su cliente tuvo que ser ingresado en el hospital por ingesta de amoníaco. Ya salvado, no tardó en volver a intentarlo. Pero esta vez con un cúter, que pasó por la yugular.

Recuerda además Marina Álvarez que su patrocinado había retomado el tratamiento días antes de la separación. Era la condición que le había impuesto su mujer para continuar la relación, que finalmente se rompió. El juez dirá. En tan solo dos meses.