En su carné de identidad, cuya última fecha de expedición es 1989, figura «nacido en Las Puentes de García Rodríguez». José Prieto Corral cumplirá 102 años el 13 de enero y el domingo a media tarde acudió al colegio Fernández Latorre a votar, como siempre desde la llegada de la democracia. «Vivo, estoy vivo todavía», contesta cuando se le pregunta cómo se encuentra, y añade: «Este es el último año». Tercia su hija Elvira, que empuja su silla de ruedas, para aclarar que «lleva diez años diciendo que es el último».
Es también ella la que recuerda que para este hombre más que secular las primeras votaciones tras la dictadura fueron un mar de lágrimas. «Lloraba no sabes cómo», cuenta.
Para José, lo de la cita con las urnas «es como el que tiene el vicio de fumar, y no cuesta nada», bromea. Nunca ha faltado a las elecciones, asegura, y continúa con humor: «Yo echo, y ellos reparten». Su memoria, con mejor salud que su oído, le lleva a recordar los años en África antes de una Guerra Civil en la que le tocó el bando nacional, y aunque no habla de su voto, la añoranza lo hace por él: «Me quitaron lo mejor del mundo -lamenta-, aquella República que lo primero que hizo fue 11.000 escuelas para que España no fuera analfabeta».