
Gardacostas y Policía Autonómica identificaron a 4 de los 15 ilegales
13 feb 2013 . Actualizado a las 07:05 h.Un viaje en barco por la ría de O Burgo, que es la visita que realizarán hoy comisarios de la UE que vienen a comprobar el estado en el que se encuentra esta zona, permite ver un idílico paisaje costero a la salida de A Coruña, con instalaciones deportivas y coquetas casas al borde del mar. Hasta que se llega a la altura de la antigua Conservera Celta, donde se tropieza con una estampa tercermundista de chabolismo y pobreza. Esa es la imagen de la entrada A Coruña, que por carretera queda escondida por las construcciones cercanas a la costa.
Más allá de los residuos que llegan a la ría y de los lodos que la Plataforma en Defensa de la Ría do Burgo piden que se draguen, el otro problema de la zona es el furtivismo. Ayer, a menos de 24 horas de la llegada de los eurodiputados Philippe Boulland, Angelika Wethmann y Tatjana Zdanoka, que estarán acompañados por cinco eurodiputados españoles, los furtivos continuaron con sus prácticas, pese a la presencia de la vigilancia de la Xunta.
Una patrulla de Gardacostas llegó a contar un total de quince furtivos que mariscaban a pie en el estuario cerca del poblado chabolista, aunque teniendo en el punto de mira el 4x4 de los Gardacostas situado al otro lado de la ría. Cuando el servicio de vigilancia de la Xunta se movió, con el respaldo de una patrulla de la Policía Autonómica, para entrar en el poblado y conseguir identificar a los presuntos infractores, algunos optaron por atravesar la ría corriendo para no ser pillados.
Tres de ellos, dos portando rastrillos y cubos con almejas, salieron a la altura de A Fábrica a toda prisa solo preocupados por escapar. «Se seguen así (coa vixilancia da policía), vannos obrigar a ir roubar», farfullaba uno de ellos que acompañó toda su huida con maldiciones porque no les dejasen continuar esquilmando la ría.
Los Gardacostas, aunque llegaron a ver a quince individuos mariscando ilegalmente, solo pudieron identificar a cuatro de ellos, a los que decomisaron cuatro kilos de marisco y una rañeta. La labor no fue fácil. Tuvieron que soportar insultos e improperios, como siempre que les toca actuar en ese lugar, reconocieron.