El nuevo papa: «Nadie esperaba la renuncia»

Javier Armesto Andrés
javier armesto ROMA / ENVIADO ESPECIAL

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El vigués Pedro Huidobro asegura que «el nuevo papa será elegido por lo menos por los dos tercios de los cardenales presentes en el cónclave»

09 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El vigués Pedro Huidobro es rector de la basílica de San Apolinar, situada detrás de la plaza Navona, uno de los puntos neurálgicos de la vida romana. Precisamente, al cardenal titular de la iglesia, el francés Jean Jean-Louis Tauran, le corresponderá, como protodiácono del Colegio Cardenalicio, dar el anuncio de la elección y el nombre del nuevo papa desde el balcón de las bendiciones de San Pedro.

-¿Cómo acogió el clero y la sociedad romana la inusual renuncia de Benedicto XVI?

-Con sorpresa por todos, casi diría con incredulidad. Nadie lo esperaba; era una situación totalmente nueva que nada hacía prever. Pasado este primer momento de desconcierto, la reacción general ha sido como un volcarse con el santo padre para manifestarle cercanía, gratitud y afecto.

-¿Hasta qué punto abre la puerta a una futura edad de jubilación de los pontífices?

-El problema es que esta situación no se había dado nunca en los tiempos modernos. No creo que abra las puertas a que se establezca en un futuro una edad límite para el servicio del papa. Sienta, en cualquier caso, un precedente.

-¿Cree que debería limitarse el mandato del papa a un período determinado, al estilo de algunos regímenes presidencialistas como el de Estados Unidos?

-Sería un error equiparar la Iglesia a estructuras puramente humanas. No hay que perder de vista el sentido sobrenatural a la hora de hablar de la Iglesia. La Iglesia ha sido creada por Dios; si fuera una creación puramente humana no habría sobrevivido dos mil años. Por eso solo se puede hablar correctamente de la Iglesia cuando se hace desde la perspectiva de la fe. Y desde esta perspectiva, corresponde solamente al papa decidir ante Dios y ante su conciencia si debe renunciar y cuándo debe hacerlo. Y esto es precisamente lo que ha hecho Benedicto XVI.

-Históricamente ha habido una tradición de papas italianos, que se ha roto con los dos últimos pontífices. ¿Cree que volverá a ocurrir?

-No tengo ni idea. Pero mientras que hasta Juan Pablo II la elección de un papa no italiano era una novedad, ahora a nadie le sorprendería que el sucesor de Benedicto XVI no fuera italiano.

-¿Hasta qué punto es importante la nacionalidad del santo padre?

-Es un factor del todo accidental.

-¿Cómo afecta el número de apoyos/rechazos en el cónclave a la legitimidad del nuevo papa?

-El nuevo papa será elegido por lo menos por los dos tercios de los cardenales presentes en el cónclave, por lo tanto contará con un apoyo mayoritario que garantiza al cien por cien su legitimidad.

-¿Cuáles son, a su juicio, los principales retos a los que se enfrenta a día de hoy la Iglesia, y, por tanto, el sucesor de Benedicto XVI?

-Son los mismos retos con los que ya se enfrentó Benedicto XVI durante su pontificado y que se pueden sintetizar en tres aspectos: el primero es la reforma interior de la Iglesia y la conversión de cada cristiano; el segundo es la formación de los sacerdotes, tanto de los seminaristas como la formación permanente del clero, y el tercer reto corresponde a la vida cristiana que se debe abrir camino en el mundo moderno, caracterizado por el liberalismo.

-Benedicto XVI exhortó a terminar la obra del Concilio Vaticano II. ¿No cree que el Concilio ha dado una respuesta incompleta a la fractura entre Iglesia y sociedad?

-La respuesta del Concilio Vaticano II me parece que ha sido exhaustiva, no así su aplicación. Utilizando términos médicos, se podría decir que el diagnóstico y el tratamiento son correctos, falta en cambio la buena aplicación de los remedios.