Más de la mitad de la plantilla ya está integrada en patrullas y operativos en las calles
03 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.La Policía Local ha vuelto a las calles. Eso dicen sus responsables, tanto políticos como la Jefatura del cuerpo, que esgrimen dos cifras para probar el regreso: 117 y 182. El número de agentes destinados a patrullas en el 2011 y este año, del 33 % del total de la plantilla a algo más de la mitad. La transformación se emprendió con el objetivo de relanzar el programa de policía de barrio, una reivindicación de los vecinos que el PP recogió en su programa electoral, pero también ha ido acompañada de cambios en los procedimientos.
Un ejemplo claro es el operativo para la movida nocturna en el Orzán. Los vecinos han destacado su éxito. Ha logrado reducir las incidencias y las molestias nocturnas. Entre enero y septiembre se ha traducido en 180 denuncias por orinar en la calle, 33 por proferir gritos, 12 por tocar instrumentos musicales a altas horas de la madrugada, se han cortado 27 peleas, detectado 22 casos de violencia de género, denunciado 870 vehículos mal estacionados...
Nuevos cascos y escudos
La policía recibió esta misma semana cascos antidisturbios. Llevarán dos en cada coche y un escudo. El objetivo no es cargar contra nadie, explica el jefe del cuerpo, José Antonio Brandariz, sino evitar que puedan resultar heridos en caso de que, por ejemplo, una de las peleas nocturnas se desmadre.
Los escudos se adquirieron para hacer frente situaciones en las que se tengan que enfrentar a una persona armada. Las posibilidades de inmovilizarla sin que nadie resulte herido serán mucho mayores con esas defensas, explica Brandariz.
Sin embargo, no se trata de competir con el cuerpo nacional por las competencias en seguridad ciudadana. Brandariz insiste en que la prioridad es volcarse en «combatir conductas incívicas» y en que se «respeten las ordenanzas». Una tarea en la que es clave la policía de barrio.
Un máximo de 5 años por barrio
El objetivo es que los agentes destinados a cada zona pasen en ella al menos un año, aunque lo ideal es que lleguen a tres y nunca superen los cinco. Se trata de que los policías se familiaricen con las calles que patrullan y se impliquen en sus problemas, pero el jefe sostiene que a partir de cuatro o cinco años se corre el riesgo de que el agente se convierta en uno más, pierda su «aureola de policía» y tenga problemas para ejercer la autoridad. De ahí que proponga cambiar destinos con regularidad.
El jefe de la Policía Local no oculta que está satisfecho con sus superiores políticos. «Todo lo que hemos solicitado y es razonable se nos ha dado», afirma. En el 2014 intentará que se adquieran algunos coches patrulla más (en este ejercicio se adquirieron tres vehículos), ya que el funcionamiento de la policía de barrio, con más agentes distribuidos por toda la ciudad, ha aumentado las necesidades de transporte.
Requerimientos y sanciones
La Policía Local también ha ampliado su abanico de intervenciones. Ahora se persiguen conductas como mover contenedores de su emplazamiento, arrojar desperdicios a la vía pública, no recoger deposiciones de perro o llevarlo suelto. Brandariz cree que el cambio podría suponer un aumento temporal de las sanciones, pero espera que la desviación se corrija cuando el público se acostumbre.
También se ha recuperado el sistema de requerimientos, con los que el policía pide por escrito a alguien que corrija una infracción. El requerimiento no supone una sanción, pero es un aviso de que se producirá una si la conducta persiste. Brandariz explica que así se evitan infracciones sin tener que llegar al extremo de la multa.