Propietarios de VPO en Novo Mesoiro valoran renunciar a sus casas

María Vidal Míguez
María Vidal A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Dos vecinos de Novo Mesoiro ante una de las puertas forzadas.
Dos vecinos de Novo Mesoiro ante una de las puertas forzadas. mARCOS Míguez < / span>

Dicen que la situación es «insostenible» y que viven «con miedo»

11 nov 2013 . Actualizado a las 12:07 h.

Ya no pueden más. Llevan más de dos años luchando con una situación que parece no tener arreglo. La convivencia en los números 15-17-19-21 de Ribeira Sacra en Novo Mesoiro es imposible. Los robos son constantes, hay okupas en algunos pisos y por si esto fuera poco algunos vecinos tiran comida por la ventana. Esto es a lo que se enfrentan diariamente los residentes de esta comunidad que engloba a más de 160 viviendas, de las que 30 están en propiedad y el resto en alquiler.

Los que son dueños dicen que son los más perjudicados porque están atados con una hipoteca y han hecho una serie de inversiones, pero aún así están valorando en renunciar a los pisos. «Los desperfectos son continuos, roban desde las bombillas, las tomas de tierra, los contadores del agua, las puertas aparecen forzadas constantemente y los ascensores hay que arreglarlos cada dos por tres. La última 2.000 euros cada uno de ellos, menos mal que se hizo cargo el seguro. Cuando acabas una cosa ya se estropea otra», dice Luis Pernas, presidente de la comunidad.

Se sienten abandonados por la Xunta, propietaria de la mayoría de los inmuebles, y denuncia que precisamente la administración autonómica «debe más de 20.000 euros en cuotas de la comunidad». Tanto es así que no le sorprendería que un día la empresa que se hace cargo del mantenimiento de los ascensores cortara el servicio, «porque hace años que no se pagan las cuotas». «Se ha desentendido de todo, hace cinco meses tuvimos una reunión con IGVS y no ha valido para nada. Ahora estamos intentando tener otra, pero también estamos barajando alternativas como irnos todos a la vez de aquí».

El presidente de la comunidad de propietarios explica lo difícil que es para los vecinos enfrentarse al día a día. «La gente tiene miedo, a los trasteros ya no bajan y no quieren aparcar en el garaje porque no es la primera vez que los coches aparecen con los cristales rotos, y luego hay cosas inexplicables como que 31 contadores de la luz estén precintados por impago pero, luego, todo el mundo tiene luz en sus casas, ¿de dónde la sacan si están así?». No pueden poner nombre ni cara a los responsables de estos actos vandálicos pero asegura que es gente de dentro. «Aquí hay gente realojada de todos los sitios, y con hábitos de convivencia que no son normales, hay algunos que cuando acaban de comer tiran lo que les sobra por la ventana. La Xunta dejó muy claro que quien se saliera de las normas establecidas se iría a la calle, pero la realidad es que todo el mundo se salta las normas y no pasa nada», explica el portavoz de los propietarios.

Solo piden que la Xunta cumpla con lo establecido para poder vivir tranquilos. En menos de dos meses tendrán la junta anual de propietarios y quieren evitar tomar alguna medida drástica.