«En los noventa hablar de sida era hablar de muerte»

Fernando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

PACO RODRÍGUEZ

Está trabajando en una biografía del activista social, que ayer pasó a formar parte del callejero coruñés

12 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Pocos actos públicos han conseguido juntar a tanta gente y tan dispar como la inauguración de la calle dedicada a Tomás Fábregas, cuya placa se descubrió ayer en una perpendicular de la avenida de Labañou. Muchos concejales del gobierno local, además del propio alcalde, varios del grupo socialista, representantes de colectivos como 7Cores y un sinfín de amigos del desaparecido activista -alguno con la célebre camiseta en la que puede leerse «No borders»- se dieron cita para arropar a la familia de Fábregas. «Muchos besos de Liz Taylor han pasado a la historia del cine, pero el que le dio a Tomás cuando llegó al aeropuerto ha pasado a la historia de la humanidad», destacaba Carlos Negreira sobre la entrada de Fábregas en EE.?UU. tras su desafío al gobierno de Bush padre. Una historia de película que pronto tendrá su biografía, escrita por la prima de Tomás, Coco Fábregas.

-Es un homenaje muy esperado.

-Mucho. Que se reconozca la labor de Tomás en su casa, en su ciudad, a la que adoraba, es lo que más ilusión podría hacerle. Porque fuera, a nivel internacional, ya tiene mucho reconocimiento, tanto por parte de la propia Unesco, como por la ciudad de San Francisco, donde el alcalde le dedicó un día. Incluso hay un premio de investigación en Estados Unidos que lleva su nombre.

-Está preparando la biografía de su primo.

-Y también se está rodando un documental sobre él. Pero lo que yo quiero es enfocar mi libro desde un punto de vista más familiar. Todo el mundo conoce ya su labor, pero no a la persona. Y era alguien muy especial, con una gran formación y una personalidad arrolladora. Cuando me he entrevistado con sus amigos, todavía se les llenaban los ojos de lágrimas recordándole. Espero que el libro esté listo en unos meses.

-¿Cómo vivió la familia aquellos días del desafío a Bush?

-Pues en la distancia. Nos quedamos perplejos, pero las comunicaciones no eran las que hay ahora y nos íbamos enterando según él nos iba contando. Pero creo que no éramos totalmente conscientes de la relevancia de sus actos. Murió muy joven, con tan solo 36 años. Ahora, sería un enfermo crónico. Pero en los noventa hablar de sida era hablar de muerte. Siempre fue un valiente.