María Tenreiro, propietaria de un extenso patrimonio inmobiliario en la comarca, hizo constar en su testamento que, tras su fallecimiento, la finca que ahora pasa a manos del Concello se convirtiese en un centro de ocio y esparcimiento para todos aquellos niños de A Coruña y su comarca menores de diez años que fueran hijos de madres solteras. Desde entonces han pasado casi tres cuartos de siglo sin que se cumpliese la última voluntad de esta vecina, cuyo altruismo y humanidad era inusual en una mujer de su época. Ahora, con toda la propiedad en manos del Concello de Oleiros, María Tenreiro verá cumplido su deseo con la transformación de la finca en un gran parque municipal, al servicio de todos los vecinos, y especialmente de los pequeños que tengan la suerte de formarse en la escuela que se construye en la actualidad en un extremo de la parcela. Como indicó García Seoane, se trata de un «marco incomparable» en el que apenas hay que actuar. «Non hai que facer nada nela ,ademais de limpala, xa que é un xardín en si mesmo, belísimo, con especies nobres e exemplares centenarios».
El alcalde recordó que con la finca de Juana de Vega en San Pedro de Nós, a escasos cien metros de la de Tenreiro, pasó algo similar. En su testamento, la escritora recogía que se crease en el lugar una escuela para capataces agrícolas para los jóvenes del iglesario de Iñás y de Nós. Entonces, la agricultura era la principal industria de la época.
El Concello de Oleiros, tuvo claro desde un primer momento que la finca se debería destinar a prestar un servicio a los vecinos. Por ese motivo, calificó la parcela como equipamiento, tratando de evitar con ello que se pudiese edificar en ella, independientemente de la corporación que estuviese al frente del Consistorio.
La voluntad de la señora Tenreiro «cumprirase de todo», apuntó el alcalde. García Seoane dijo también que la conversión en parque para los vecinos es el mejor homenaje que se puede rendir a esta «amante dos nenos de moi grande humanidade».