Desde el centro del municipio los grafitos avanzan hasta Perillo por edificios públicos y privados, mobiliario urbano, muros y señales
01 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Hace menos de seis meses que el alto de Perillo se despertó con un reguero de pintadas en viviendas y locales que llevaron a la Policía Local de Oleiros a pedir la colaboración de los vecinos para tratar de localizar al autor o autores. Lejos de remitir, el fenómeno de las pintadas se perpetúa en el municipio, donde las viejos garabatos que van perdiendo el color conviven con nuevas firmas y símbolos sin que nadie parezca ya estar dispuesto a invertir más dinero ni tampoco pintura para volver a dejar los muros como un lienzo en blanco que tiente a los vándalos.
Los autores de pintadas dirigen sus aerosoles a lo público y lo privado sin distinción y no tienen inconveniente en dejar sus firmas o sus frases malsonantes sobre edificios situados junto al Concello, señales informativas o en la propia Casa da República, en el centro del municipio, donde las pintadas cubren toda la parte trasera del edificio y parte de las paredes laterales.
Gastos en limpieza
El mobiliario urbano y, en particular, los contenedores y marquesinas son otro de los puntos donde los vándalos se ensañan y donde renuevan cada poco sus rúbricas. La limpieza de estos elementos le costó al Concello de Oleiros el año pasado en torno a 30.000 euros, pero la batalla contra estos actos vandálicos parecen ganarla sus autores.
Aun así, sigue habiendo excepciones como la del menor que en el año 2012 convirtió su firma -Bune- en casi doscientas pintadas distribuidas por varias parroquias del municipio. Tras ser descubierto, sus padres fueron obligados a pagar los gastos de limpieza de los lugares donde el joven dejó su huella.