
La primera piscina de Galicia estaba en La Solana y fue impulsada por el nadador coruñés Armando Casteleiro
23 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.Protegido del viento del norte, soleado y pegado al mar. El enclave donde se ubica el hotel Finisterre invitó siempre al ocio y disfrute, aunque durante años estuviera allí ubicada una cárcel. Cuenta el historiador Xosé Alfeirán como en su día la playa del Parrote, hoy ya desaparecida, «se destinó para el baño de mujeres y niños, sobre todo de las clases populares». Claro que las crónicas periodísticas de comienzos del siglo pasado «describen el espectáculo pintoresco que suponía ver, durante la temporada veraniega, a una multitud de mujeres colocar sus sábanas encima de las piedras del viejo baluarte y despojarse de sus ropas para quedar con las túnicas blancas empleadas para bañarse o luciendo unos trajes de baño compuestos de camiseta sobre la que iba un cuerpo con faldón largo sujeto a la cintura y pantalones bombachos», detalla Alfeirán.
Al lado de dicho arenal estaba la mencionada cárcel, unida al edificio de la Audiencia de Galicia y a la Capitanía General. De hecho, a esta última edificación era posible acceder por mar, tal y como recordaban hace poco los responsables de la misma tras el pintado de la fachada que da al hotel.
Cuando en los años veinte se construyó la nueva prisión provincial, ahora en ruinas en las inmediaciones de la torre de Hércules, la cárcel del Parrote, que estaba edificada sobre unos terrenos ganados al mar, fue derribada. Ocurría esto en el año 1928.
Pasaría más de una década, y una guerra civil, antes de que en el año 1941 Armando Casteleiro Varela promoviera la construcción del hotel Finisterre. El proyecto incluía una piscina de 33 metros de longitud que sería la primera de Galicia y formaba parte de las instalaciones deportivas de La Solana.
Y es que Armando Casteleiro era un destacado nadador que en aquella época, a pesar de la afición que había en la ciudad, carecía de espacios donde poder entrenar y competir. De hecho, el año anterior, en 1940, el campeonato de España se celebró en Vigo, ha explicado en varias ocasiones Manuel Estévez, otra figura de la natación la época, colocando las calles de los nadadores en el mar.
Varias renovaciones
Casteleiro formaba parte de una sociedad anónima de la que también eran socios Aurelio Ruenes y Santiago Rey Pedreira. Este último, arquitecto, fue el autor del proyecto inicial del edificio del hotel que sería inaugurado en 1948. Más adelante, en dicha sociedad anónima también se integraría el Banco Pastor, que acabaría siendo mayoritario.
Curiosamente, en 1976, durante la celebración del Año Santo, el diario ABC incluía el hotel coruñés en una encuesta sobre las previsiones del turismo en España para ese año y recogía unas declaraciones del entonces director, que era Armando Casteleiro: «Nuestro turismo es nacional y fijo, por lo que varía muy poco de un año a otro».
En el momento de la inauguración, el hotel contaba con 126 habitaciones. A finales de los años sesenta fue sometido a una potente renovación y a finales de 2002 redujo notablemente el número de habitaciones, que pasaron a ser las 92 actuales, con el fin de poder convertirse en el primer hotel de la ciudad de cinco estrellas. De los 92 cuartos, 21 son suites, entre las que destaca la Presidencial, de 80 metros cuadrados. Esta última transformación había supuesto más de un año de obras de reforma con un coste cercano a los once millones de euros.
Los cambios no afectaron solo al edificio principal sino al entorno, con el fin de proteger importantes vestigios históricos que formaban parte de las murallas de la ciudad como son los escudos del siglo XVII o la puerta por la que pasó Carlos V cuando estuvo en la ciudad. Apuntaba el arqueólogo Marco Antonio Rivas que en la época de dicho emperador, y en años posteriores, el principal «hotel» de la ciudad era el convento de San Francisco, en el que más adelante se hospedaría Felipe II antes de peregrinar a Santiago.