Desde Outra Forma de Vivenda pretenden que su modelo de comunidad se termine extendiendo por toda la ciudad.
-Una vez consigan levantar sus primeras viviendas, ¿cuál será el siguiente paso?
-De alguna manera esto nos lo planteamos como un proyecto piloto, un primer paso con el que aprender y poder replicarlo en otros puntos, que se convierta en un modelo de buena práctica, de cómo hacer las cosas bien. Que la ciudad vaya cambiando. Por eso queremos cumplir con este primer objetivo, ver que funciona, que es viable y que se puede reproducir. De hecho hay iniciativas similares en otras ciudades que ya están en marcha. En nuestra última reunión contamos con el testimonio de la cooperativa Entrepatios, de Madrid, que están en un proceso parecido al nuestro pero más avanzado.
-Hablan de viviendas no solo accesibles, sino también sostenibles y comunitarias...
-La sostenibilidad y la vida comunitaria son criterios que pueden ser interesantes para cualquiera. No estamos hablando de comunas, sino que ya desde el proceso inicial, el diseño y demás, se hace de un modo comunitario. Los habitantes decidirán qué espacios comunes quieren tener. Por ejemplo, pueden plantearse tener una lavandería común y evitar así tener una lavadora cada uno en casa. Esto va unido a la sostenibilidad. O decidir cómo se quieren los espacios verdes. Es ir más allá de las necesidades de cada uno o de su familia, pero manteniendo totalmente la privacidad.
-¿Conseguirán abaratar los costes de estas viviendas?
-No hay tanta diferencia entre una casa adaptada y otra que no lo es, siempre y cuando se plantee desde el inicio.