Restos de carteles y muchas pintadas deslucen algunas de las paradas de transporte, unas estructuras que los usuarios del bus urbano piden que aumenten
12 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Las pintadas y el que sirvan como soporte para colocar cualquier tipo de papel o cartel son los principales males que dañan las marquesinas de la ciudad. La gran mayoría presenta un buen estado y lucen paredes sin marcas, pero hay casos puntuales que necesitan un nuevo repaso y en otros muchos su ausencia es una de las reclamaciones de los vecinos, sobre todo durante estos días de lluvia.
Por abandono, como lo es también el proyecto que las impulsó en su día, las del tranvía son las que llevan la peor parte, desde que el anterior gobierno municipal decidiera suspender su continuidad en el 2011 debido al estado de las vías, las estructuras que deberían servir para aguardar a los viajeros acumulan óxido (frente a la antigua finca de los Mariño), cristales rotos (delante del Meliá María Pita) y mucha propaganda (las Esclavas).
En la Zapateira, las marquesinas, sobre todo en la avenida de Nueva York, compiten en número de pintadas, también se suma a esa particular liga la situada frente al Acuario. Restos de propaganda también se puede ver en las de la plaza de España, delante de la farmacia.
La humedad también deja estampas curiosas como la marquesina vegetal situada junto al hospital Abente y Lago, que no desentona en cuanto a la estética con la piedra de la Ciudad Vieja, pero que no resulta un gran elemento de protección.
Sin embargo, la que presenta el estado más ruinoso es la situada en el barrio de Campanario, que no cuenta con parada del bus urbano. Es una infraestructura castigada por las pintadas y el tiempo, que lo único que resguarda es un entorno todavía más destrozado.
El diseño de la Marina no protege
Las paradas más modernas son las situadas en la remodelada Marina. El cristal prima en una estructura que pretende no impactar visualmente con el entorno, pero que los usuarios critican porque tampoco cumplen su función de abrigar. La falta de «paredes» complica parapetarse los días de viento en unas paradas con vistas al mar.