Un guardia civil golpea a un hombre que le recriminó «fumar en el puesto de trabajo» durante un control de alcoholemia

Antón S. Rodríguez OLEIROS / LA VOZ

A CORUÑA

GUARDIA CIVIL DE TRÁFICO

El incidente se produjo en Alfonso Molina, donde paró a este vecino de Oleiros. Condenan al agente a indemnizarlo con 300 euros

02 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Fue una de esas situaciones en las que la Guardia Civil se topa con personas desinhibidas por el alcohol a las tantas de la madrugada y a veces se descontrolan. Este episodio se remonta a cuatro años atrás, pero la Audiencia Provincial acaba de pronunciarse. Dos agentes de la Guardia Civil habían dispuesto un control de alcoholemia en la avenida de Alfonso Molina un día de febrero del 2020, y a las tres de la madrugada dieron el alto a una conductora que, al someterse a las pruebas, arrojó un resultado positivo.

Entonces los agentes invitaron al copiloto a comprobar su grado de alcohol para ver si podía hacerse cargo de la conducción del vehículo. Pero el hombre elevó la cifra del medidor a 0,75 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. De este modo, el coche quedaba inmovilizado.

Entonces comenzó el conflicto. El agente que comenzó a redactar al boletín de la denuncia fumaba un cigarro al aire libre, pero el copiloto del vehículo, vecino de Oleiros, comenzó a recriminarle que fumase «en su puesto de trabajo». El tono se fue elevando cuando el guardia civil invitó a la mujer a firmar la denuncia. El varón, que era entonces su pareja, le dijo que se negara a firmar, que exigiera el número de placa al agente, un comentario que realizó en varias ocasiones.

Entonces el guardia pasó a la acción. Según recoge la sentencia, «el agente, molesto ante la actitud del copiloto, se volvió hacia él y, tras extraer de la funda su defensa reglamentaria extensible, le propinó con ella varios golpes en las extremidades inferiores, quedando el hombre tendido sobre el capó del vehículo». El otro agente, ajeno hasta ese momento a la tensa conversación, ayudó a su compañero a colocarle las esposas. Los golpes le ocasionaron contusiones con edemas y hematomas en las piernas, que necesitaron siete días de curación.

El incidente desembocó en un juicio, donde el agente intentó demostrar que el hombre habría mostrado una actitud amenazante hacia la conductora y hacia él, «acercando su rostro al suyo de manera agresiva». Señaló que primero lo apartó con las manos «para evitar una posible agresión». Después optó por usar la porra empleando «la fuerza imprescindible para reducir al hombre».

Por su parte, el copiloto reconoció que su comportamiento no había sido correcto y que se puso «pesado y vacilón». Pero insistió en que nunca llegó a ser desafiante ni agresivo, ni con el guardia civil ni con su pareja.

Ante ambos testimonios, resultó decisivo el de la mujer, ya que el otro agente aseguró no haber presenciado el incidente. Ella reconoció que su compañero se había puesto «muy pesado», confirmó las alusiones al tabaco del agente y la prohibición de que firmara el boletín de denuncia. Calificó el comportamiento del copiloto de «irrespetuoso, pero en modo alguno, agresivo».

Narró que el agente se encontraba de espaldas al hombre que le increpaba. «Y de manera repentina el guardia se giró hacia él, sacó la porra y comenzó a propinarle golpes, la víctima se encogió, ella empezó a gritar y el otro agente apareció en la escena para ayudarle a esposarlo», recoge la sentencia de la Audiencia Provincial, que tomó por buena esta versión y señaló que hizo un «uso desproporcionado» en su uso de la defensa. Le obliga a indemnizarlo con 300 euros.

Una baja de 44 días para lesiones que apenas duraron una semana

Al tribunal le llamó la atención que el hombre hubiese cogido 44 días de baja para superar unas heridas que desaparecieron, según los informes, en el plazo de una semana. El médico forense consultado señaló que dicha baja no podía deberse a los hematomas, aunque sí coincidieron en el tiempo. Los jueces también recriminan a la víctima no haber mantenido la actitud de respeto que debe exigirse a todo ciudadano ante un agente de la autoridad. Pero fue al guardia civil a quien imputó un delito leve de lesiones, castigado con pena de multa de dos meses (600 euros).