
El nuevo vial al puerto exterior transforma las vistas de los vecinos de O Moucho, que pasan de vivir en primera línea de autopista a toparse con un gran muro
23 oct 2015 . Actualizado a las 08:11 h.En O Moucho (Pastoriza), muy cerca de O Quinto Pino, hay una veintena de casas con vistas a un muro de contención de unos 12 metros de altura. Bien podría ser la gran muralla china de Arteixo, si no fuera porque su construcción es más bien reciente. Pero este muro nada tiene que ver con el monumento milenario, ya que soporta el carril que está construyendo Fomento -paralelo a la AG-55- y que permitirá que el tráfico portuario no pague peaje, mientras que el resto de los mortales sí lo harán.
Allí, bajo este muro habitan los propietarios de una decena de casas, que reconocen que no se sienten muy seguros viviendo al pie de esta construcción de grandes dimensiones: «Xa ves o que hai aí. Teño medo de que veña abaixo. Se iso sucede, a min xa me colle de cheo», dijo Santiago Vázquez, conocido por todos como Chiro, que acaba de restaurar su casa y donde no es difícil imaginarse qué pasaría si algún día hubiera un derrumbe. Chiro también tira de ironía para describir el paisaje que ve desde el patio de su casa: «Temos unhas vistas estupendas», asegura.
Pero lo que más preocupa a este vecino de Arteixo es el agua que discurre por delante de su vivienda cada vez que llueve. Y es que la entrada del inmueble está llena de rejillas para evitar que el agua inunde el interior de su casa: «Baixan as augas todas de arriba, da autopista. E nos puxeron unhas rejillas pero estamos igual. Os do Concello xa viñeron ver e esperemos que as canalicen», comenta mientras califica con un apelativo escatológico la manera en la que hicieron las obra.
Una opinión que también comparte Marta Trochi, vecina de Chiro, y que explica que adquirió hace quince años un inmueble en esta zona porque era un sitio «muy tranquiliño»: «Vinieron a quitarnos lo bonito del pueblo. A un chico que vive ahí cerca, le dejaron construir una casa y luego le expropiaron un montón de terreno», comenta.
María Zas, prima y vecina de Chiro, también se une a las denuncias. Ella cuenta que todavía no ha recibido el pago por el terreno que le expropiaron al instalar las cabinas de peaje, en 1997. Eso sí, la Xunta le da la razón y le reconoce la deuda. Zas también critica que la autopista les ha dividido en dos partes los terrenos y que el acceso es muy estrecho: «Non podemos ir cun tractor, porque non cabe», comenta Zas mientras explica que se les podría habilitar fácilmente un nuevo acceso.