Marta Almanza: «Las cazadoras de colores que llevo las pinto yo, pero no las vendo»

Loreto Silvoso
loreto silvoso A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

Administrativa en la Asociación contra el cáncer tras el fallecimiento de su madre, descubrió su pasión en el dibujo del cuero, que también le sirve de terapia

14 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta es la historia de una mujer que encontró su afición a los 51 años. Marta Almanza (A Coruña, 1973), que nunca había cogido un pincel en su vida, empezó a llenar de colores esas prendas de ropa que tenía arrinconadas en el armario. Tanto le llenó la experiencia que, desde entonces, no ha parado de pintar y hace dibujos en sus cazadoras y bolsos. Es lo que ella llama «una martada», porque esta coruñesa de metro ochenta y energía contagiosa —diríase que ya nació con una sonrisa puesta— ha tocado mil palos en la vida y todos los ha impregnado con ese optimismo suyo. En la actualidad, trabaja como administrativa de la Asociación contra el Cáncer de A Coruña. Bienvenidos al luminoso mundo de la martología.

—¿Cómo se le dio por empezar a customizar cazadoras de cuero?

—Veía gente que lo hacía en Instagram y pensé: Pues no debe ser tan difícil. Una compañera me regaló unas pinturas que tenía en casa y me puse a ello.

—¿Y qué pinta?

—Primero hice una americana con la cara de mi abuela y de mi madre. Luego recreé una foto antigua de mis abuelos, del año 1940. Me agencié una chaqueta de mi padre que apenas usaba, lo plasmé ahí y me quedó muy bien.

—Cualquiera le deja a usted una prenda cerca...

—A mi padre le pinte un Indiana Jones en una cazadora que no se ponía, ¡y ahora ya se la pone!

—¿Siempre dibuja sobre cuero?

—Sí, cazadoras, bolsos, chaquetas... También pinté una copa de cristal y ahora voy a probar con una camiseta. Para haber empezado en noviembre, no está mal.

—Dice que es «una martada».

—Para mí esto es una desconexión. Es la primera vez en cincuenta años que logro esta sensación realizando un trabajo, y es una gozada. O que tengo un hobby. A mí antes me preguntabas cuál era mi pasatiempo y más allá de la lectura, la música, lo típico, no tenía. Y además, ¿pintar? ¡En mi vida lo habría pensado! A veces me descubro a mí misma dibujando cosas que nunca pensé que sería capaz. Todo llega en su momento justo.

—Le mete colores estridentes,

—Porque busco siempre la alegría.

—Y dibujos de personajes muy conocidos con muchas frases.

—Para que hable la ropa. Y para darle una vida diferente a mis prendas. Hice una de Cruella de Ville, otra de Érase una vez el hombre, pero también en otra puse a Marie Curie, Einstein... En fin, pinto sobre temas que me gustan.

—¿Qué técnica utiliza? ¿Cómo consigue pintar el cuero?

—Pues utilizo pintura acrílica con los rotuladores Posca, que valen para muchas superficies, como vidrio, madera...

—¿Son permanentes?

—Le aplico un espray fijador que es resistente a la lluvia y al sol.

—¿Es por amor al arte o vende?

—No, en principio son para mí. Las cazadoras de colores que llevo las pinto yo, pero no las vendo.

—¿Por qué lo hace entonces?

—Porque para mí esto es una especie de entrenamiento. Yo nunca había pintado, en mi vida, ni destacaba en el colegio por el dibujo ni nada de eso. Iba a ver exposiciones de artistas, pero jamás sentí esa vocación.

—Nunca es tarde para descubrir una pasión o un pasatiempo.

—Eso es. Y de paso puedo darle una segunda vida a la ropa. Reconozco que soy una persona intensa y me apasiono pronto por las cosas. Con esto soy feliz.

—¿Ese es el secreto de la felicidad? ¿Cuál es para usted?

—Para mí la clave de la felicidad es el respeto. Si no estás a gusto con alguien, conócelo y respétalo. Sé buena persona, haz las cosas lo mejor que sepas y disfruta.

—Si encuentra una afición, mejor.

—Todo el mundo tiene un talento oculto, estoy convencida. A lo mejor descubres a los 80 años que tienes oído. ¿Por qué no?

«PINTADAS DE MARTA» Exalumna de las Esclavas y del instituto Zalaeta, Marta Almanza, Martiña, tiene una máxima: «Necesito aprender cada día una cosa diferente». Ese interés por probar cosas nuevas la llevó a descubrir en la pintura del cuero su actual pasión. Un pasatiempo tan colorido y alegre como ella.

«He hecho de todo, de azafata del Dépor a directora comercial»

En la cazadora que Marta Almanza pintó a su padre dibujó una rosa amarilla en honor a su madre, fallecida de cáncer hace cinco años. «Era su flor favorita», explica esta coruñesa de mente inquieta y alegre donde las haya. En su página de Instagram, Pintadas de Marta, recoge todas las prendas antiguas que customiza.

—¿Qué le dicen sus amigas?

—Que les encanta lo que hago, pero que ellas no se lo pondrían. Me gusta ese piropo. Sé que son prendas muy llamativas, pero yo me las pongo todas. Los que más se me quedan mirando son los niños. Si me dicen algo porque ven a Maléfica o alguno de los personajes que conocen, me suelo girar y les digo: ¿Sabes qué? La pinté yo. Y se quedan asombrados. Para mí eso es una satisfacción. Con alguna de las cazadoras, al acabarla de pintar lloré de emoción. Porque no me creo que lo haya podido hacer yo sola. Me siento orgullosa.

—Le sorprende que sea capaz de pintar así, pero lo cierto es que usted ha probado muchas tareas distintas en la vida.

—Así es. He hecho de todo. Desde estar trabajando de responsable de márketing en el grupo Incoga (fueron 13 años diseñando cartas, organizando bodas...)

hasta ser azafata del palco del Deportivo, pasando por el doblaje, la organización de eventos, y también fui directora comercial. Ahora soy feliz trabajando como administrativa de la Asociación contra el Cáncer de A Coruña.

—¿Entró en contacto a raíz de la enfermedad de su madre?

—Fue después de que ella falleciera. Yo estaba en el paro y decidí hacer algo con mi tiempo libre. Al poco tiempo entré en el Hospital de Oza como voluntaria en Paliativos. Cuando tú ya has pasado por ello, te sientes capaz de ayudar a los demás. Todo en la vida es la actitud que tengas.