«Lo mío con los pájaros fue un auténtico flechazo»

CULLEREDO

MARCOS MÍGUEZ

Antonio Sandoval, ornitólogo y comunicador ambiental, habla de una corriente internacional que apuesta por la biodiversidad en las ciudades y la creación de corredores verdes

20 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La palabra que más repite es naturaleza. Incluso habla de un concepto que los americanos manejan mucho, la vitamina N. «De naturaleza. El contacto con el medio natural ayuda a que la gente se recupere de enfermedades, beneficia a los chavales con TDAH. Es increíble pero hay niños que no saben caerse. Caen mal porque nunca caminaron por superficies irregulares. Tienen que aprender a mancharse, a subirse a los árboles y, eso sí, bajar con cuidado», destaca con su voz de docente apasionado Antonio Sandoval Rey, ornitólogo o pajarero. «Me da igual cualquiera de las dos. Proponemos a la RAE que incluya en pajarear la acepción de disfrutar de la observación de los pájaros». Tiene 49 años. En enero caen los 50. «Los llevo bien. Estar en medio de la naturaleza con la familia es mi forma de disfrutar», comenta este coruñés de la zona de Riazor. Está casado y es padre de un niño de 7 años que poco a poco va descubriendo los secretos que le enseña su padre. Recuerda la playa sin paseo marítimo, las rocas de las Esclavas y «las pozas donde veía los lorchos, la fauna marina. Siempre me gustaron los insectos, los peces, pero en un viaje a Alemania mi tía Montse me regaló unos prismáticos que cambiaron mi vida. Los utilizaba desde la ventana de mi casa para ver las aves. Lo mío con los pájaros fue un auténtico flechazo», confiesa.

Pasear leyendo

Su afición es su pasión y su profesión. Trabaja en una empresa de comunicación y educación ambiental, organiza jornadas técnicas sobre biodiversidad, y es autor de varios libros llenos de plumas y naturaleza. Estudió en el Eusebio da Guarda y en Zalaeta. Pero también se formó en el bar Borrazás de la plaza de Pontevedra, donde entró en contacto con otros coruñeses con las mismas inquietudes. Hay otro aspecto importante en la vida de Antonio, la lectura. «De siempre me ha gustado. Incluso pasear leyendo, aunque sea de noche bajo la luz de las farolas», apunta sonriente. Charlamos en el café Delicias de Cuatro Caminos. Pide un Rioja. Me habla de una corriente internacional que parece imparable. «Se está trabajando por la biodiversidad en las ciudades. Se apuesta por hacer corredores verdes, que toda la gente de todos los barrios tenga cerca un espacio natural. Es justicia social, tenemos derecho a ver mariposas y hay muchas personas que no tienen esa posibilidad», afirma Antonio. Me habla de algo que todo el mundo sabe, lo complicado que es salir de la ciudad en bicicleta o andando. «Habría que hacer un corredor natural hacia la ría de O Burgo y que continuase hasta Cecebre. Es una asignatura pendiente». También lamenta el estado de los jardines de Méndez Núñez aunque «a los pájaros no les afecta el botellón».

El charrán y el vencejo

Asegura que en A Coruña y comarca hay censadas 133 especies de aves. «Es de los mejores rincones de la Península Ibwwérica, y Estaca de Bares, el mejor de Europa para avistar aves oceánicas», informa. Sus favoritas son el charrán ártico y el vencejo común. «El charrán pasa en otoño por delante de la costa de Galicia. Son como pequeñas gaviotas que incluso han llegado a Nueva Zelanda, a nuestras antípodas. Nos ayudan a entender las dimensiones del planeta. El vencejo llega en mayo a la ciudad y se va en agosto. Viene a criar en las oquedades de los edificios. Lo increíble es que desde que se marcha hasta que vuelve ese tiempo lo pasa en África volando», informa el experto que nunca se ha «planteado volar». Me cuenta que le gusta comer de pícnic con la familia y a veces descubrir algún restaurante al acabar los paseos. Le gusta probar de todos pero «platos de caza no, me da cosa», asegura este coruñés al que nunca veremos un fin de semana en un centro comercial. «Me gustaría encontrarme a más niños cuando paseo por la naturaleza. Lo necesitan», sentencia.