La quinta parte de su negocio está vinculada a empresas gallegas en todos los sectores, desde Inditex a Navantia o PSA
18 feb 2017 . Actualizado a las 10:59 h.El desarrollo de su modelo de negocio, la eficiencia financiera, el equipo directivo, las características de su mercado y la transparencia y comunicación de datos. Altia, empresa gallega de servicios tecnológicos, sobresale en cada uno de esos epígrafes que miden el potencial de crecimiento de las empresas que configuran el Mercado Alternativo Bursátil (MAB). En la última edición, con el cierre del ejercicio del 2016, la firma de Oleiros, se sitúa en los primeros puestos de la clasificación de las compañías en expansión que cotizan en este mercado.
Su crecimiento ha sido una constante casi desde su creación, hace ya dos décadas, pero el gran salto hasta colocarse entre las cuatro primeras de su segmento (junto a Indra, Telecom o la consultora de El Corte Inglés) fue su incorporación al MAB, que le permitió alcanzar en el 2015 porcentajes de facturación, ventas y beneficios inimaginables hace más de siete años en una sociedad de la que su presidente, Tino Fernández (también primer directivo del Deportivo), ostenta el 80 % de la propiedad y el resto se reparte en bolsa con un accionista de referencia, el inversor indio Ram Bhavnani, con casi un 10 %.
¿En dónde radica el éxito de Altia? Es cierto que el segmento al que pertenece, tecnología y comunicaciones, dispone de un recorrido amplísimo, y que la crisis económica en este sector pasó de puntillas. Pero no es menos cierto que el seguimiento de su plan de negocio, una cartera de contratos, sobre todo con grandes compañías, y unas ambiciones de crecimiento muy realistas, componen la efectividad de la firma que, tal y como confirma su presidente, cuenta con unos planes de expansión que tiene España como referente, al tiempo que consolida su posición en el exterior con contratos en Europa y Latinoamérica, el último conocido, con el Gobierno de Chile. «En España donde nuestra cuota de mercado es pequeña, podemos crecer muchísimo». Con sede en A Coruña, Altia dispone de otros nueve centros operativos en distintas ciudades españolas.
Y ¿a qué se dedica? A desarrollar proyectos de base tecnológica a medida de los clientes (software), mantenimiento posterior, gestión de servidores, administración de sistemas y dotación de infraestructuras de tecnología. Significa, por ejemplo, desarrollos informáticos de una cadena logística de una compañía, la transformación tecnológica de una empresa y tantos servicios que la industria, en todas sus vertientes, precisa hoy para su funcionamiento. «Estamos en un sector con protagonismo, no hay negocio que no dependa de una base tecnológica importante», matiza el presidente.
Inditex, Navantia, PSA Citroën, Abanca y las Administraciones públicas en general son algunos de los cientos de clientes con los que trabaja Altia. «Porque somos una empresa de servicios», reconoce Fernández, y precisa que el 20 % de su facturación está ligada a proyectos vinculados a Galicia (de clientes gallegos). Es decir, una quinta parte de su negocio.
De los casi 800 empleados que conforman la plantilla, un 70 % son técnicos de alta cualificación, informáticos e ingenieros.
Entre las líneas de acción más esperadas destacan movimientos corporativos con posibles compras o incorporaciones a la compañía, pero siempre dentro de su área de negocio.
Sobre los riesgos que podría reportar en su segmento un cambio de modelo en el comercio mundial, sobre todo por la vinculación que las empresas tecnológicas como Altia tienen con las grandes multinacionales norteamericanas, Tino Fernández sostiene que «cuando se producen cambios, lo hacen en todos los sentidos y también surgen oportunidades».