Dennis Oppenheim fundió arquitectura y escultura con un estilo propio
25 ene 2011 . Actualizado a las 06:00 h.«Arquitectura y escultura van de la mano en nuestro tiempo». Lo aseguraba con convicción Dennis Oppenheim, uno de los grandes valedores de land art, pionero del body art, nacido en Electric City (Washington) en 1938 y fallecido el pasado sábado, con 72 años, en Nueva York a causa de un cáncer. El creador conceptual estadounidense tenía varios conjuntos escultóricos en España, los dos mayores en Valladolid y Madrid. El último lo inauguró él mismo en el 2007 con una visita relámpago a nuestro país, donde expuso su obra en la última década.
Su última pieza española es una pequeña ciudadela de acero y hierro plantada en una rotonda a la entrada de la villa de Navalcarnero, al suroeste de Madrid. Se titula Crystal garden (Jardín cristalino). La primera escultura de Oppenheim en España fue Stage set for a film (Decorado para una película) y quedó instalada en 1998 en Valladolid. También tiene piezas urbanas en Palma de Mallorca, Murcia y Medina del Campo.
Los mejores museos de arte contemporáneo del mundo atesoran la múltiple obra de Oppenheim, que participó en los míticos encuentros de Pamplona en 1972 y cuya obra, a través de la Fundación Gabarrón, pudo verse en Madrid, Valladolid, Valencia y Murcia. Una obra con múltiples registros en la que cupieron lo conceptual, las videoinstalaciones o la fotografía, por más que en los últimos años dedicara casi todas sus energías a grandes proyectos para espacios públicos.
Con taller en Nueva York desde los setenta, Oppenheim recibió el reconocimiento internacional por una trayectoria plagada de variaciones y meandros estéticos. Militó al principio de su carrera en el arte conceptual, con performances en el campo del body art (arte sobre el cuerpo) y el land art (arte de la tierra). Entre 1970 y 1974, utilizó su propio cuerpo como lugar y escenario para retar el yo. Exploró los límites del riesgo particular, la transformación, y comunicación a través de acciones e interacciones ritualistas. De ahí saltó a esculturas de corte más abstracto y a la fotografía.
Estudió Bellas Artes en la School of Arts and Crafts y realizó un máster en la Universidad de Stanford. Obtuvo becas de la Fundación Guggenheim y la National Endowment for the Arts. Sus obras están en galerías y museos como el MoMA de Nueva York, el Centro Georges Pompidou de París y el Reina Sofía de Madrid, que le dedicó una antológica en el 2005.
Experimentación
Su labor en los últimos años incidió en la idea de «fusionar arquitectura y escultura», convencido como estaba de que ambas disciplinas «van de la mano en nuestro tiempo». «Para experimentar este tipo de escultura hay que atravesarla, penetrar en su espacio, como ocurre con la arquitectura. El espíritu de este jardín cristalográfico está en esa fusión», explicó Oppenheim al inaugurar su última pieza española.
Oppenheim confesaba también su fascinación «por las mágicas formaciones cristalinas en la naturaleza que evocan edificios modernos». «Muchos arquitectos tratan de imitar esas fascinantes formas naturales; lo vimos cuando, tras los atentados del 11-S, en las propuestas de reconstrucción de la zona cero del World Tarde Center abundaban esas estructuras que nos recuerdan a los cristales de la naturaleza», recordaba a pie de pieza en el 2007. «Se abrió un debate que me afectó, de modo que para este Crystal garden traté de desarrollar una nueva estructura arquitectónica a partir de los cristales», dijo entonces en España.