El museo compra la obra por 18 millones a la Casa de Alba, que dona otra pieza del pintor
21 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Hay quien lo llama el «milagro» de La virgen de la granada. Y es que resulta milagroso que el Prado se haya hecho con la legendaria tabla de Fra Angélico por un precio más que de favor y para algunos «irrisorio». La casa de Alba, su propietaria desde 1817, recibe «orgullosa» 18 millones de euros por una pieza que acaso hubiera rozado los doscientos en el mercado. Será en pago aplazado durante cuatro años y sin intereses. El Estado aporta diez millones a través de un crédito extraordinario. El museo, cuatro, los mismos que la Asociación de Amigos del Prado. Para redondear la operación, el cabeza de la casa de Alba, Carlos Fitz-James Stuart, dona otra tablilla atribuida al genio italiano, Funeral de San Antonio Abad.
«Es un sueño de operación que no se ha hecho con valor de mercado, sino con sentido de Estado», precisaba agradecido Miguel Zugaza. Director del Museo del Prado desde hace casi tres lustros, reconocía su «inmensa suerte» y vivía con júbilo una jornada histórica para la pinacoteca. «Me preguntan muchas veces por su valor de mercado», contaba Zugaza, sin aventurar cifras pero reconociendo que todos los expertos lo sitúan «muy por encima» de los 18 millones de euros. Recordaba que hace poco se han pagado 170 millones por dos retratos de Rembrandt o cien por una de las poesías de Tiziano. Le acompañaban el presidente del Real Patronato del museo, José Pedro Pérez-Llorca, y el titular de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo. El gran ausente fue Carlos Fitz-James Stuart, decimonoveno duque de Alba, quien tomó la decisión de vender una de las pinturas favoritas de su madre, Cayetana, fallecida en el 2014, y que acaso levantó ampollas entre otro miembros del aristocrático linaje. Con todo, el duque y ahora también miembro de honor del patronato, confirmó en una nota que su casa se siente «muy orgulloso de entregar al Museo del Prado estas auténticas joyas del arte europeo, reunidas y conservadas durante dos siglos por nuestra familia, para que ahora puedan ser disfrutadas por todos los españoles y los amantes del arte de todo el mundo». Las obras llegan al Prado gracias a que el duque «aceptó la valoración propuesta por el museo, un precio de caballeros, y ofreció la donación de la pequeña tabla», subrayó Pérez-Llorca.
Conservación excepcional
Pintada en la década de 1420 por Guido di Pietro (Mugello, 1390-Roma, 1455), conocido como Beato Angélico o Fra Angélico, La virgen de la granada se halla en un estado de conservación «excepcionalmente bueno», según confirmó Miguel Falomir, director adjunto de Conservación e Investigación del Prado y especializado en el Renacimiento. «Es una de las compras más importantes de los últimos cincuenta años en este museo», aventuraba Falomir, destacando la extraordinaria calidad de la pieza. No ocurría lo mismo con al tabla de San Antonio, parte inferior de un retablo, y que «sufrió un golpe que causó graves desperfectos que afectaron al rostro de algunos frailes, quizá durante la Guerra Civil». Ha sido restaurada en los talleres del Prado por Rafael Alonso. Ambas piezas se exhibirán desde la semana que viene junto a otra gran obra maestra que Fra Angélico pintó en la misma década y que es una de las joyas del Prado, La anunciación que Mario Farnese regaló en 1611 al duque de Lerma.