Los Óscars, ante su falta de diversidad racial

miguel anxo fernández

CULTURA

Desde 1929, ningún director negro ha ganado la estatuilla de la Academia, que solo han recibido catorce intérpretes

24 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El follón de la Academia de Hollywood con sus Óscars y los profesionales negros no es un sarampión visibilizado ahora por la negativa de Spike Lee a recoger su Oscar honorífico y secundada por el actor Will Smith como protesta por la ausencia de negros entre los aspirantes de la 88.ª edición. La cosa viene muy de atrás, pese a la aflicción de su presidenta, la afroamericana Cheryl Boone Isaacs, que acaba de aprobar cambios drásticos para duplicar las minorías entre sus miembros en el 2020. Actualmente, más del 90 % son blancos, aunque convendría rebajar el entusiasmo, pues el problema está en el propio ADN de un país con el 62 % de población blanca y poco más de 13 %, negra. Hollywood siempre fue refractario a las minorías pese a darles de vez en cuando algo de cuartillo, como ahora con los latinos.

Que los más de 1.300 académicos actores no hayan marcado la casilla de sus colegas negros Idris Elba (Beasts Of No Nation), Michael B. Jordan (Creed) y el citado Smith (La verdad duele), entre otros, quizá solo sea una cuestión de gusto o que no hayan visto los filmes, pues buena parte de los académicos son apacibles jubilados que pocas ganas tienen de ver los cientos de deuvedés recibidos en tromba y en apenas unas semanas. La Ampas, acrónimo original de la Academia, la conforman cerca de 6.300 personas de casi todos los oficios del cine (los actores superan el 20 %), siendo invitados a ella de manera automática los nuevos ganadores y nominados. Hace meses, Los Angeles Times publicaba que de los académicos, son blancos el 93 %, hombres el 76 % y su edad media es de 63 años. En diciembre, cada especialidad hace una primera criba, con un máximo de cinco propuestas en su propia categoría, pudiendo votar todos a la mejor película hasta un máximo de diez títulos. Una vez publicados los nominados, repiten la votación con una única en su categoría y de nuevo a la película. Como curiosidad, anótese que ser nominado mejor actor requiere de unos doscientos votos, mientras que para vestuario basta con veinte...

Pero lo del racismo en Hollywood ni es de ahora, ni es pleito de buen arreglo. En 1967 (cuando los Panteras Negras estaban al alza y próximo el asesinato de Martin Luther King), se estrenó Adivina quién viene esta noche, con Spencer Tracy y Katherine Hepburn como los futuros suegros de Sidney Poitier, en un ingenuo intento por pulir la tensión racial por parte de Columbia y del director, Stanley Kramer. Fue boicoteada en muchas salas del sur, mientras los sectores negros más radicales reprochaban a Poitier haber vestido a «un negro dócil y servil». Con todo, la comunidad afro reaccionó contra la indiferencia de Hollywood en los primeros 70, creando su propia variante cinematográfica, el llamado blaxploitation, todo un fenómeno cultural con el que aplicaron una discriminación positiva, en géneros como el thriller, el erótico y el terror, con particular relevancia a su singular música. Hasta el momento, dieciséis estatuillas han ido a parar a manos de actores negros, con Denzel Washington a la cabeza de un puñado de estrellas negras y de directores, con Spike Lee como el más carismático. Pero queda mucho por rascar.