El contrabajo de la Ópera de París Thierry Barbé actúa en Culleredo y el compositor Teppo Hauta-aho está en el jurado
12 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Tres músicos conversando alrededor de un contrabajo. A su lado un piano de cola. Ocurría al mediodía de ayer sobre el escenario del Conservatorio Profesional de Música de Culleredo (A Coruña). Diego Zecharies, contrabajo solista de la Orquesta Sinfónica de Galicia, mostraba detalles de las cuerdas de dicho instrumento. El compositor finlandés Teppo Hauta-aho escuchaba con atención. Viéndole hacer bromas sobre su supuesta incapacidad para sostener el contrabajo nadie diría que es un referente mundial de la música: «Tiene más de 300 obras escritas y ahora está jubilado, pero fue miembro de la Ópera Nacional de Finlandia», explicaba, sumándose al grupo, el contrabajista Simón García, organizador del festival Galicia Grave. El cuarto hombre sobre el escenario era Thierry Barbé, contrabajo de la Ópera de París y profesor del Conservatorio Superior de la capital francesa. Acababan de concluir los ensayos para el concierto que este último ofrecerá esta tarde, a las 20 horas, en el auditorio Gustav Mahler de dicho conservatorio, con Irina Moriatova al piano.
Músicos de cinco países
Dicha actuación, con obras del propio Barbé, Dvorák, Schumann, Bottesini, Hauta-aho, Tomasi y Jobim, forma parte de la tercera edición de este festival. En la tarde de ayer tenía lugar el concurso de contrabajos que ha reunido a estos referentes musicales para el jurado. Era la parte internacional del certamen con «cinco alumnos que vienen de Alemania, Francia, Portugal, Londres y Madrid, que fueron seleccionados mediante un vídeo y actuarán ante el público como si fuera un concierto», adelantaban los organizadores, que cuentan con el apoyo del Ayuntamiento de Culleredo.
Cada uno de los participantes toca una obra obligada, Kadenza, de Teppo Haut-aho, que cumple 75 años y por ello, «desde enero hasta final de año, se han programado un montón de actos en todo el mundo, en los que participaremos Thierry, Diego y yo, con muchos más solistas», relataba Simón García. El resultado será un cedé «doble o triple, todavía no se sabe, dedicado a la música de Teppo, con solistas de las principales orquestas de América y Europa. Por eso pensamos que era buen momento que el festival Galicia Graves formara parte de esa celebración».
Además, para los alumnos de dicho conservatorio, «es un subidón solamente sentarse aquí y ver a sus ídolos», destacan los organizadores. De todos modos, a Teppo se le da mal lo de ser ídolo. Prueba de ello es que eran sus compañeros los que corroboraban que su obra Kadenza, compuesta en la segunda mitad del siglo pasado, «es un clásico del contrabajo». Evocaba el compositor cómo ganó en Ginebra un concurso de composición para trompeta y orquesta: «Me pagaron 10.000 francos, que era una fortuna». Fue la primera vez que compuso para otro instrumento distinto al contrabajo [después lo hizo para casi todos], pero no ha conseguido que la Orquesta de Finlandia, de la que formó parte en sus inicios, la estrene: «Están esperando que me muera para tocarla» [risas]. Incluso ha preguntado si iban a tocarla y le «dijeron que estaba en el cajón de las cosas olvidadas».
Barbé, cuya siguiente parada será en Texas (EE.UU.), sonreía escuchando a Teppo. Y argumentaba que la clave para llegar a ser una primera figura «es la pasión: tocar, participar en festivales como este donde rebosa el amor por el instrumento, y las ganas de tocar, porque si nosotros no vamos actuando como solistas nos vamos encasillando en la clásica definición de instrumento como simple acompañante». Una prueba de la calidad y el virtuosismo de este músico es que interpreta obras para violonchelo con el contrabajo. Es un imposible, añaden, pero con ello consigue «estimular a la gente joven y lograr sus mejores posibilidades».