Erri de Luca: «Napátrida»

H. J. P. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

El escritor Erri de Luca, autor de «Napátrida».
El escritor Erri de Luca, autor de «Napátrida». Jaime Abascal

El escritor vuelve a su Nápoles natal en los veinte textos de este libro

15 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

«El fútbol es un juego de suburbios; se aprende en los escabrosos terrenos de las últimas casas, entre los escombros de los edificios en construcción. Uno aprende descalzo a encajar los golpes sin sentirlos, protegido por el capricho de gobernar el lanzamiento del balón con un pie [...] El fútbol hace brotar la gloria en las chabolas de los mortificados, junto a los vertederos de Buenos Aires, en las ardientes playas de Brasil. El astro más fulgurante, el más bravucón y el mayor prestidigitador del fútbol de todos los tiempos viene de las míseras Américas del Sur, súbditas del Norte, viene de las tiranías fratricidas. Maradona, Diego Armando, argentino como el tango, vino para que al viejo continente se le desorbitaran los ojos [...] ¿Vino para ganar? Sí, para eso también, pero no cuanto habría podido. No hay grandeza sin desperdicio». Esto —que podría ser una metáfora de Nápoles— escribe Erri de Luca (1950) en el breve texto titulado Maradona, uno de la veintena que compone su librito Napátrida, en donde vuelve sobre su ciudad natal, esa que abandonó para siempre cuando se marchó —huyendo de un opresivo ambiente, «tras una infancia soportada como una cuarentena»— a los 18 años, y reflexiona sobre el desarraigo sacudiendo con delicada firmeza las alfombras de la niñez. «Aunque Nápoles es barroca, mi vida y mi cuerpo no lo son: se han amueblado con un estilo distinto», dice el escritor en otra de las piezas, en la que admite que «el olfato del regreso, que olisquea materiales inertes de talleres extintos, ese olfato que preside los recuerdos sí que es barroco». Erri de Luca salió de allí, de sus calles, sus casas y habitaciones asfixiantes, para tratar de respirar. Y hasta cree que su amor por la alta montaña tiene que ver con esa necesidad de oxígeno limpio, de paisaje abierto, incluso cuando allá arriba el viento amenaza con arrancar las cordadas. Pero Nápoles también lo hizo fuerte, un superviviente, y amante de la palabra poética.

Erri de Luca

Napátrida

Traducción de Carlos Gumpert.

Editorial Periférica.

140 páginas. 12 euros.