«Me siento en mi mejor momento», reconoce el centrocampista portugués
12 mar 2012 . Actualizado a las 06:29 h.La felicidad se refleja en el rostro habitualmente reconcentrado de Bruno Gama. Los cuatro goles que figuran en su estadística particular llegaron en las cinco últimas jornadas. El sábado pasado en Guadalajara ni se lo pensó para armar la pierna y abrir el marcador gracias a un globo imposible al palo contrario donde se encontraba el portero. «Nunca había hecho otro igual. Yo solo pensé en rematar, tiré y fui feliz», se explicó ayer en un castellano tambaleante del norte de Portugal.
Nacido en Vila Verde, cerca de Braga, hace 25 años, su mejor momento llega ahora. «Me siento bien, trabajo a gusto y las cosas me salen bien. He hecho goles», afirmó antes de reconocer que su característica principal no es la de anotar, sino la de asistir a los delanteros. «Mis mejores cifras son de cuatro o cinco por temporada», indicó mientras exageraba, pues como profesional nunca superó los cuatro que anotó en la temporada 2007-08 con la camiseta del Vitoria Setúbal.
Eso sí, en A Coruña se ha revelado como un jugador vertical, importante mientras pisa el área, pero aún en crecimiento cuando se pasa muchos minutos alejado de la portería rival. Conduce el balón y opta por la acción individual cuando debe pasar, o asiste a un compañero y se desmarca, cuando lo más lógico parecería buscar el regate. Así se pasó muchos partidos, peleado con el gol y ofuscado en su propio fútbol. Hasta hace cinco jornadas a Bruno Gama se le tenía por un producto más, aún por explotar, de la cartera de Jorge Mendes, el todopoderoso agente de futbolistas que también trajo a A Coruña a Salomão. Con una carrera en picado en Portugal, desde la base del Sporting Braga y del Oporto al humilde Río Ave, nada más aterrizar el centrocampista no dudó en señalar que su referencia era Figo.
Tras los primeros amistosos de pretemporada lo único que ambos tenían en común era su condición de bien parecidos, pero llegaron el amistoso de Oviedo y, sobre todo, la primera prueba de fuego contra el Rayo Vallecano en el Trofeo de la Galleta y el jugador resultó decisivo. Marcó sendos goles y llamó la atención de tal manera que su presencia se convirtió en el reclamo del Teresa Herrera.
Lesión
Pero entonces comenzó su calvario. Apenas duró media hora sobre el campo, cuando se rompió el tendón del aductor medio de la cadera derecha. Se le señaló un mes de baja, pero recayó en el entrenamiento del 13 septiembre y se le pronosticaron otros treinta días de recuperación. Bruno Gama acusaba las molestias de una operación previa en los aductores, la misma a la que se había sometido Borja, con quien compartió largas horas de recuperación en el gimnasio, y que le impidió jugar hasta el 7 de noviembre.
Finalmente, triunfó el tratamiento conservador con factores de crecimiento y ondas de choque, que han devuelto su mejor versión. En su crecimiento tuvo mucho que ver la confianza infinita de Oltra. Desde que acaudilló el vendaval deportivista en el arranque de la segunda parte de Elche el nombre del portugués siempre ha figurado en las alineaciones, pero solo ahora parece cumplir las expectativas. «¿Internacional? Es algo que no pienso. Estoy centrado solo en ascender. Seguro que es más fácil en Primera», señaló.