Alberto Rodríguez, el nuevo Colotto, tratará de pasar página en A Coruña de su nefasta campaña de estreno en el Sporting de Portugal. Las lesiones y la mala clasificación del club hicieron mella en un futbolista que llegó como refuerzo estrella para la defensa, pero que hasta ayer se encontraba en Perú a la espera de que el equipo lisboeta, con el que le une un contrato hasta el 2015, le encontrase un nuevo destino.
El nuevo central deportivista (Lima, 1984) había llegado al Sporting libre, después de que se lo rifase junto a los otros dos grandes de Portugal, el Benfica y el Oporto, y tras concluir un exitoso paso por el Braga. Vistió por primera vez la camiseta minhota en enero del 2007, con 22 años, procedente del Sporting Cristal peruano, que recibió 400.000 euros.
Nada más aterrizar se declaró un central «bueno en el juego aéreo», pero demostró mucho más: rápido, pese a sus 183 centímetros de altura, muscularmente fuerte, intimidador, y hasta capacidad de liderazgo. En su país había debutado como profesional con 18 años, levantó cuatro ligas y se ganó fama de talento innato. Portugal se convertía en su puerta de entrada a un grande de Europa. Conocido con el apodo del Mudo, en el Braga plasmó buena parte de sus cualidades y, como firme pilar defensivo, clasificó a su equipo de forma histórica para la Liga de Campeones. Incluso, tras su eliminación en la fase de grupos y acceso a la Liga Europa, el Braga llegó a la final, donde cayó con el Oporto de Falcao.
Rodríguez fue convocado a las dos últimas Copas América y es considerado el mejor central de Perú junto al veterano Acasiete. La pasada campaña, envuelto en polémicas con su equipo y su selección a causa de las continuas lesiones que padeció, el defensa decidió operarse en uno de sus tobillos. Ahora le toca la temporada de la redención.