El día que Oubiña pisó el área

Xosé Ramón Castro
x. r. castro VIGO / LA VOZ

DEPORTES

Recuperó su faceta goleadora seis años después en su partido más ofensivo

01 abr 2013 . Actualizado a las 21:29 h.

Borja Oubiña no es un hombre de área. Sus apariciones en el remate son contadas y sus goles una rara avis que muy de cuando en vez otea en el horizonte. A lo largo de su centenaria trayectoria en Primera División su producción se reduce a tres goles, todos ellos en Balaídos, en el espacio de ocho años y que han servido para sumar. Desde febrero del 2007 estaba en blanco. Curiosidades del fútbol, volvió a marcarle a un equipo catalán. Del Nástic al Barcelona. Celebrar el gol ante un grande era una de sus tareas pendientes.

El gran capitán ya no llegó al primer equipo con le vitola de goleador de segunda línea. Su disciplina de pivote defensivo apenas le deja resquicio para dejarse ver arriba. Ni su calidad ni las dimensiones de Barreiro lograron que abandonase su etapa de formación con la suerte del gol en el bolsillo. En las tres temporadas que estuvo en el Celta B marcó cuatro goles, tres de ellos en un solo curso (su mejor registro histórico). En la campaña 02/03 le marcó a Alcorcón, Zamora y Universidad de Las Palmas. Como sucede en el primer equipo, todos sus goles son actuando de local. Jamás, desde que forma parte de un equipo sénior, ha experimentado la sensación de marcar un gol a domicilio.

Frente al Barcelona no solo marcó de cabeza, sino que merodeó el gol en dos ocasiones, ya que en la primera parte aprovechó un rechace de Pinto que su excompañero acabó enviando a córner. «A Jose le dije lo siento, tuve otra en la primera parte también bastante clara...», reconoció el capitán celeste.

Tiró tres tiros

Curiosamente, en el encuentro ante los azulgranas el capitán fue el que más disparó del Celta a la portería contraria y el segundo de la contienda por detrás de Messi. Cuatro del astro argentino por tres del vigués. Algo nada habitual en él. Quizás el adelantar la línea de presión juegue en ese sentido a favor de sus números ofensivos.

Fiel a su personalidad, no concedió excesiva importancia al hecho de ejercer de killer. Lo centró todo en el rédito colectivo: «Empatarles no es fácil porque te hacen correr, te esconden el balón, pero de otra forma habríamos también tenido alguna forma de marcar», resumió, reconociendo que las tablas van más allá del factor estadístico: «Contra estos equipos los empates siempre saben a victoria. A nivel de clasificación no aportan todo lo que quieres, pero siempre es importante sumar».

Con su gol ha rearmado la moral del Celta.