Fernando Alonso: Un despegue para desmayarse

Antón Bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Alonso soportó en Abu Dabi aceleraciones superiores a las de un piloto de caza

05 nov 2013 . Actualizado a las 18:53 h.

«Ningún piloto de caza de combate soporta estas aceleraciones brutales», comenta el médico aeronáutico Jesús Nava Antuña, quien agrega: «Lo normal es que cuando se superan los 7g, incluso aunque sea una personas entrenada para resistir este tipo de condiciones extremas, se pierda el conocimiento». Sin embargo, Fernando Alonso resistió sin desmayarse el brusco despegue que realizó su monoplaza durante el incidente con el francés Jean-Eric Vergne. El Ferrari del español, que trataba de evitar una colisión con el Toro Rosso, perdió el contacto con la pista al impactar con un piano del circuito de Abu Dabi. Los medidores instalados en el chasis del fórmula 1 registraron valores de 28g durante el lance que tuvo lugar en las últimas vueltas de la carrera. Al término del Gran Premio, en el que terminó quinto, el bicampeón del mundo fue trasladado al hospital para realizarle un profundo reconocimiento médico.

«La clave -comenta Nava Antuña- para que Alonso no se hubiese quedado inconsciente es el tiempo que estuvo expuesto a estas aceleraciones. Fueron apenas unas décimas, por lo que no le provocó la falta de riego en el cerebro». En el sentido en que padeció el empuje (eje vertical y de arriba hacia abajo), el cuerpo humano puede permanecer alrededor de tres segundos a 7g. La pérdida del conocimiento es progresiva. «Primero se le nubla la vista, después empieza lo que se conoce como efecto túnel (el rango de visión queda tremendamente reducido), llega la visión negra y el desmayo», explica el especialista. Si el riego no se repone rápidamente, puede provocar la muerte. Las neuronas acaban convirtiéndose en materia inerte.

Sin apenas secuelas

«En la medicina -recalca el médico- nunca puedes asegurar qué ocurrirá, pero lo habitual es que al haber sido algo tan instantáneo, Alonso no tenga secuelas por este incidente. Quizás algún alveolo roto en los pulmones o pequeños vasos sanguíneos en la zona abdominal, pero nada importante. De lo que estoy seguro es de que, pese a su preparación, tendrá dolores musculares». El equipo Ferrari emitió ayer un comunicado en el que confirmaba que el piloto asturiano se encuentra en buen estado de salud, pero se someterá a nuevos exámenes, dentro del protocolo del que dispone la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) para estos casos.

Si la aceleración que sufrió la primera figura de la escudería italiana fuese en el otro sentido del eje vertical (de abajo hacia arriba -aparece durante la caída de un objeto desde el aire a la Tierra-), habría sido más problemático. En esa situación, la sangre de todo el cuerpo se eleva hasta la cabeza incrementando de manera considerable la presión arterial en esa zona. «En el caso de que el incremento de la aceleración se haga de forma progresiva, los primeros síntoma aparecen con la llamada visión en rojo», destaca Nava Antuña. Este aumento puede derivar en derrames cerebrales y también concluiría en el fallecimiento del deportista. Normalmente, en estas ocasiones, no se puede superar las 3g de forma sostenida.

Uno de los factores más determinantes a la hora de asimilar fuertes cargas de aceleración es la preparación física de la persona. En ese sentido, Fernando Alonso, adicto al entrenamiento, parte con ventaja.