Los libros y el baloncesto ocupan a Tamara Montero (Laredo-Cantabria, 1984) en su nueva vida en Lugo. Llegó a la capital amurallada la pasada campaña de la mano del Durán Maquinaria-Ensino y durante este curso acelera su proceso de aprendizaje en el ED Lourenzá, la sensación de Primera Nacional y donde exhibe una capacidad anotadora a la altura de las mejores.
-¿Tampoco creía que el Lourenzá fuera a estar tan arriba a estas alturas del campeonato?
-Claro que no. No creo que haya alguien que a principios de liga intuyera una trayectoria tan destacada. Tiene mucho mérito lo de este equipo. No es nada fácil para un novato adaptarse tan rápido como lo hicimos nosotras a una categoría tan exigente como es la Primera Nacional.
-Me dirá que no hay secreto.
-Trabajo, trabajo y más trabajo, ese es el único secreto, aunque la suerte también nos ha ayudado en momentos determinados como en el partido ante el Universidad de León. Además, el buen ambiente dentro del vestuario es fundamental, te hace ganar partidos y digerir mejor las derrotas.
-¿Los viajes en furgoneta es lo que peor llevan?
-No es el medio de transporte más cómodo (risas) pero al final te acostumbras.
-¿Cómo matan el tiempo?
-Estudiando, escuchando música y, mayormente, durmiendo.
-¿El Universidad de Salamanca es el mejor equipo?
-Sí, no tendrá grandes problemas para acabar primero. No solo tiene talento sino que también le sobra experiencia. Lleva muchos años en la categoría y siempre acabando entre los mejores.
-¿Y el Lourenzá? ¿Cuál es su sitio a final de liga?
-Si mantenemos esta línea de trabajo seguro que estaremos en la liguilla de ascenso.
-Otro recital anotador ante el Filipenses (25 puntos). Y ya van unos cuantos.
-Esta temporada estoy aprendido muchísimo. Trabajo al máximo en cada entrenamiento para progresar como jugadora y para hacer del Lourenzá-Ensino un equipo mejor.
tamara montero jugadora del lourenzá-ensino