«Los pitos evidentemente son por mí. No soy tonto y me doy cuenta», asegura el capitán blanco
14 sep 2014 . Actualizado a las 21:02 h.Casillas tiene el enemigo en casa, porque el Bernabéu ha decidido culpar de los goles encajados por el Real Madrid a su guardameta y capitán, siempre en el punto de mira de una afición dividida, aunque ahora muy inclinada en contra de Iker Casillas, por un caso que se está enfangando peligrosamente. Silbado por una gran parte de la afición por quedarse parado en el córner culminado por Tiago, aunque la responsabilidad fuese de la defensa, Casillas se ha convertido en el principal cabeza de turco de los seguidores blancos. También hubo aplausos al portero, pero los pitos fueron mayoría desde el momento en el que el Madrid encajó el 0-1. Aunque los ánimos se tranquilizaron en el tramo final de la primera parte una vez que Cristiano empató y la dinámica era favorable al Madrid, que no dejó de empujar hasta el descanso, los pitos a Iker Casillas volvieron en la segunda mitad cada vez que el portero tocó el balón. Al disparo de Arda Turan que dio otro histórico triunfo al Atlético tampoco llegó Casillas, a quien parece haberle abandonado definitivamente el ángel que le acompañaba. La confianza que recuperó el pasado lunes con la selección española, con paradas de méritos en Valencia, apenas le ha durado, porque en el Real Madrid Casillas no está bien ni física ni, sobre todo, mentalmente. Y su situación anímica seguramente irá a peor ahora que ha comprobado que ya no le quiere el Bernabéu. Después de que, con José Mourinho, las gradas del coliseo blanco se convirtieran en un campo de batalla entre defensores y detractores de Casillas y de Diego López, el fuego se ha avivado ahora que está Keylor Navas en el banquillo y que Iker no demuestra más que inseguridad y nerviosismo.
«Yo no he escuchado los pitos a Casillas, pero si ha pasado, el público siempre tiene razón», zanjó el portugués Pepe, sin deseos de hacer crecer una polémica que va camino de estallarle en las manos al Real Madrid y podría provocar la salida por la puerta de atrás de otro símbolo de la casa blanca
También fue pitado Benzema, que permitió que Tiago saltase para conectar su cabeza y batir a Casillas y después falló en un mano a mano ante un inspirado Moyá que no de agigantarse en la portería rojiblanca mientras la imagen del madridista se empequeñece. Los gritos y abucheos que se ganó el francés fueron pocos sin embargo comparados con los que se llevó el portero. A Casillas también se le culpó, casi en exclusiva, de los goles encajados por el Madrid en Anoeta, cuando el área madridista estaba plagado de jugadores blancos y la Real Sociedad sacó máximo rendimiento a balón parado, con el guardameta vendido. Ahora le toca mover ficha a Carlo Ancelotti, porque con Casillas no parece que el Madrid juegue en casa, sino en terreno enemigo.