«Yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos van marcando mi retorno» cantaba Gardel en su legendario tango. Ese tango que marca la búsqueda de un Real Madrid confundido por el momento incierto que vive a estas alturas de la temporada. Una confusión que puede ser momentánea o instalarse de manera definitiva. El clásico les llega en el punto en el que encontrarse puede definir la culminación de los objetivos de toda una campaña o sumir al club en un mercado persa que lo lleve a disolverse en su propio ruido. El Real Madrid necesita volver para confrontar hoy su propia realidad.
Ancelotti ha visto cómo su figura ha empezado a ser cuestionada, todo derivado de los últimos resultados y por extensión de las consecuencias de los mismos. Su mano, a pesar de ser la misma, ya no pesa ni palmea de la misma manera, al menos esa es la impresión que se quiere dar a quienes estamos afuera. Su valor futbolístico sigue ahí, ahora es el momento de sacarlo a relucir, la temporada llega al momento culminante y necesitan retomar la senda del fútbol que los ha hecho ganar.
Para ello debe recuperar sensaciones y obligar a asumir responsabilidades que mejoren la intendencia. El Real Madrid necesita mejorar su juego colectivo, ese en el que la solidaridad es la llave que abre la puerta del éxito. Tácticamente tiene sus debilidades a la vista, psicológicamente muestra más de lo deseable, estructuralmente necesita solidificar relaciones a través del juego. Su tridente ofensivo sufre por los flancos, Ronaldo se percibe frustrado, Bale, como que la cosa no va con él si no hay que correr hacia adelante y Benzema sumando desde el silencio y la sombra que siempre lo acompaña. Alrededor de estos tres referentes se mueven dos claves, Isco, el jugador que regala magia y kilómetros a manos llenas y Modric, que vuelve para dar sentido al todo que se cuestiona desde fuera.
Ellos equilibran, sufren y rehacen lo que Bale y Cristiano omiten. Contra el Barcelona ambos extremos deberán retomar sus responsabilidades defensivas porque si no, su equipo sufrirá las consecuencias. La interacción entre este cuarteto y Benzema será clave para establecer si el Real Madrid volverá a pelear por todo o se resignará a dejar marchar algún objetivo. Necesitan, más que nunca, volver a sentirse equipo, dejando el ego particular, el «yoísmo» y la reivindicación personal a un lado para regalarse una tarde de madridismo, de recuperar el sentido que ha hecho a este equipo lo que es. Correr como uno, sufrir y dotar a su sufrimiento del arte futbolístico que siempre viene adosado a ese esfuerzo colectivo.
El partido que viene requiere de eso y mucho más. Está en juego el liderato, la posibilidad de seguir teniendo opciones y además, el hecho de contestar de forma directa un contraste futbolístico que necesita ser resuelto.