Un rompecabezas para Florentino Pérez

Antón Bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Zipi | Efe

Gareth Bale, el fichaje astronómico del presidente del Madrid, empeora sus números esta temporada

25 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

A finales de agosto de hace dos años se hacía oficial, Gareth Frank Bale (Gales, 1989) vestiría la camiseta del Real Madrid durante las siguientes seis temporadas. En la zona noble del Bernabéu veían en la potencia y velocidad del lateral reconvertido en extremo las virtudes del futbolista total, del sucesor de Cristiano. Más atleta que artista, de los que primero golpean y luego, cuando la pelota ya duerme en el fondo de la red, preguntan. Ese jugador tan del gusto de Florentino. «Aquí a la gente no le agrada que se sobe el balón», fue el eslogan que se popularizó cuando acometieron la contratación de José Mourinho. «Si el Madrid jugase como el Barcelona de Guardiola, le acabarían silbando. Es aburrido», se añadía de coletilla.

Pero aquel joven que aterrizó en la capital con el cartel de superestrella, no acaba de despegar. Pese a la protección que le han brindado desde la presidencia, un escudo que lo ha hecho fijo entre los titulares, el galés ha empeorado sus números en esta segunda temporada a las órdenes de Carlo Ancelotti.

Las cifras

Menos goles y más partidos

Mientras en la campaña de su estreno, marcó 15 goles en 27 partidos de Liga; en esta, sus guarismos se redujeron a los 13 tantos en 31 encuentros. En total en el torneo de la regularidad, ha disputado este año 500 minutos más que en la 2013/2014.

También desciende su aportación al grupo, sus pases que terminaron en gol, sus envíos con valor añadido. Nueve por los 12 que repartió cuando acabó convirtiéndose en campeón de Europa.

adaptación

De compañeros a enemigos

El representante de Bale resumió el sentir del futbolista de Cardiff hace solo unas semanas. «Sus compañeros no le pasan la pelota», dijo públicamente. «Podría haberse quedado callado», le afeó el comentario Ancelotti. Pero ya desde el comienzo a Bale le acompañó un murmullo desde la grada, a la afición le gusta incluso menos que a sus colegas de vestuario el individualismo que derrocha cada vez que se siente cerca del área rival.

«A Bale lo único que le recomiendo es paciencia. Madrid puede devorarte si no tienes el temple suficiente», escribió Michael Owen cuando el galés fue presentado en el Bernabéu. Hoy, Bale semeja que está perdiendo esa batalla contra los nervios.

LAs CONTRADICCIONES

Un equipo para el toque

Pero quizás el problema de Bale no es solo una cuestión de rendimiento individual. Tiene todas las trazas de ser una ecuación más compleja, relativa a la configuración de la plantilla. Mientras el Madrid ha contratado a futbolistas como Kroos o James, quienes, junto a Modric, Benzema o Isco, disfrutan cuando se adueñan de la posesión y van apelotonando al contrincante a pocos metros de su área hasta que lo derriban; Cristiano y Bale representan un perfil totalmente opuesto, ellos vibran cuando hay metros de hierba donde echar a correr, donde demostrar que sus músculos son capaces de achicar el pulmón de cualquier defensa.

Ancelotti solo fue capaz de deshacer esta contradicción en una ocasión a lo largo de la temporada: cuando Bale estuvo lesionado.

En el mercado

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Con todos estos ingredientes, Bale ha regresado al mercado. El Real Madrid estaría sondeando cuánto podría recuperar de la inversión megalómana del presidente. Pero hasta el momento, todo apunta a que los números en los que se maneja el traspaso del galés nada tiene que ver con los 99 millones que desembolsó Florentino por el que debía convertirse en su cromo más preciado.

El entrenador

Crece el apoyo a Ancelotti

Aunque antes -o en paralelo- de saber qué hará con Bale, Florentino necesita resolver otro embrollo, el de quién será el técnico del Madrid en la 2015/2016. Ancelotti parecía con un pie y medio fuera de Concha Espina, pero el apoyo de la plantilla y la afición al técnico se ha disparado.