Conquista dos oros en el campeonato de España, en el que también brilla María Vilas
13 jul 2015 . Actualizado a las 17:00 h.Apenas dos semanas antes de viajar a las piscinas de Bernat Picornell, en Barcelona, donde el pasado fin de semana se disputó el Campeonato de España Absoluto de Verano, Bea Gómez no podía completar un entrenamiento de calidad. En su cuerpo todavía estaba latente el parón obligado por la operación de corazón a la que se sometió a principios de mayo. Una intervención quirúrgica mínimamente invasiva encaminada a corregir un error genético, un pequeño fallo que podría mermar su rendimiento en el futuro. A quince día del nacional, la pontevedresa aún no había recobrado la confianza suficiente como para exprimir el pecho hasta el último resuello. Pero de la noche a la mañana, Bea Gómez recuperó ese intangible tan manido en el deporte que se refugia bajo el término sensaciones. Y salió de Barcelona, a menos de un mes de que arranque el Mundial de Kazán (Rusia), con tres de las nueve medallas que consiguieron los deportistas gallegos en la cita.
Quienes la conocen al milímetro, aseguran que todavía le cuesta acabar las pruebas, que ese punto menos de forma le está penalizando en los últimos metros, pero que el arranque del 200 estilos -la prueba que la convirtió en olímpica en Londres 2012- que ganó ayer apuntaba a una marca extraordinaria. Quizás el Mundial aparezca demasiado pronto en su calendario, aunque, de momento, Bea Gómez ya es consciente de que ha levantado el vuelo.
Preparando aguas abiertas
Por su parte, María Vilas demostró en este Campeonato de España que se encuentra en uno de los momentos más dulces de la temporada y que ya ha olvidado el inicio de año a ralentí. Ni siquiera la enorme carga de trabajo -tanto en piscina como en seco- que ha soportado en la última concentración con el equipo nacional en Sierra Nevada, le ha frenado en su camino al podio. En el 800 estilo libre, donde fue segunda (rompió su mejor marca personal y la dejó en 8.30,94), con Bea Gómez, tercera, protagonizó una de las imágenes más bonitas de la competición cuando en la entrega de medallas se fundió en un emotivo abrazo con la pontevedresa, con quien fue durante años su compañera de entrenamientos y que desde el pasado verano cambió Galicia por la residencia Blume en Madrid.
También en el 200 mariposa firmó otra mejor marca personal y merodeó el récord gallego al detener el crono en 2.15,28. Y en el 1.500 no tuvo rival, fue por delante durante toda la prueba en la que de partida buscó acercarse a los 16.10. El intenso calor, más de 30 grados en el recinto catalán, frustraron esa tentativa. Bajó el pistón cuando vio que iba a ser inabordable y tocó la pared en primer lugar cuando el reloj iba en 16.26,23. Por último, en el 400 estilos sumó su último metal, una plata. El primer peldaño lo ocupó de nuevo un rostro familiar: Bea Gómez.
Tras el campeonato, está previsto que María Vilas se ejercite durante esta semana en Pontevedra, a las órdenes de Luisa Domínguez y Fernando Zarzosa, los dos responsables del grupo de élite de la natación gallega que tiene su base en el Centro Gallego de Tecnificación Deportiva. Su próximo objetivo, los 10.000 metros en aguas abiertas del Mundial de Kazán. Si queda entra las diez primeras, accederá de forma directa a los Juegos.
Y para quien, sin duda, tuvo un sabor especial este nacional fue para Marcos García. El ferrolano se planteó esta temporada volver a los entrenamientos de máxima exigencia, después de haber priorizado sus estudios durante los últimos años. En el reciente campeonato gallego, disputado en Pontevedra hace quince días, logró cuatro récords autonómicos y en Barcelona puso la guinda a su retorno triunfal con dos bronces, los que consiguió en el 50 y el 100 mariposa. Para él, ya toca descanso. El 1 de septiembre cambiará el salitre de la playa por el olor a cloro.