
El mandatario llegó a cuestionar a los compromisarios sobre la asistencia o no de la prensa al acto
20 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Florentino Pérez convirtió ayer la asamblea general ordinaria del Real Madrid en un ejercicio de soberbia, jalonado de frases triunfalistas a pesar de la decepcionante temporada pasada, sin un gran título que echarse a la boca, de la destitución del técnico Carlo Ancelotti y del sainete que protagonizó el fichaje frustrado del portero David de Gea este verano.
«Permítanme que presuma. Gané todo lo que se puede ganar», aseguró el mandatario blanco ante socios compromisarios críticos como Carlos Mendoza, cabeza visible del movimiento Valores del Madridismo que le emplazó hasta el juzgado para litigar sobre las cuentas y los estatutos del club, el expresidente Vicente Boluda o los veteranos Antonio Martínez Laredo y Francisco Moreno Cariñena. «Un día el Bernabéu se girará hacia el palco contra Florentino». «Que solo un rico pueda dirigir al Real Madrid, es una patraña». «El Madrid huele a dinero, no a fútbol». «El mejor fichaje del Barça es Florentino». Sentencias de este tipo le espetaron a Florentino en un acto que arrancó con polémica, ya que el presidente del club madrileño cuestionó a los 660 compromisarios presentes entonces la posibilidad de dejar asistir al acto o no a la prensa.
Ante el «no» mayoritario obtenido como respuesta, Florentino quiso mostrarse magnánimo tras el incendio que había provocado, dejando de paso una puya a los medios que no alaban su gestión: «No podemos generalizar, la prensa nos ayuda a transmitir lo que significa el Real Madrid, aunque algunos quieran hacerme daño a mí y al club». Tras estas palabras, los socios cambiaron de opinión y permitieron la presencia de los informadores en una asamblea que se abrió con un emotivo vídeo de homenaje a las secciones de fútbol y baloncesto.
En su discurso, con la grandeza y la exigencia del club que dirige como piedras angulares, hizo balance de la pasada campaña. Admitió que fue «atípica», si bien el 2014 fue «el mejor año de la historia», y justificó el despido de Ancelotti y la llegada de Rafa Benítez al banquillo porque «el proyecto dio la sensación de agotarse» y existía la necesidad de dar un «nuevo impulso con un hombre de la casa en un club donde no hay sitio para la autocomplacencia». A juicio de Florentino, el ejercicio anterior tuvo dos partes muy diferenciadas, «la primera con un fútbol espectacular, récord de victorias consecutivas y títulos como la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes, y una segunda en la que las lesiones mermaron al equipo a partir de enero».
Quiso el dirigente tapar los problemas sacando pecho. «Con esfuerzo hemos puesto una plantilla impresionante en manos de Benítez, con los mejores jugadores en su puesto. Cristiano es ya leyenda del Real Madrid, ha conseguido ser el máximo goleador del club en la Liga y en los próximos días también lo será de toda nuestra historia», abundó.
Incluso señaló al tendido de prensa al ser cuestionado sobre la poco elegante salida de Casillas y el esperpento del no fichaje de De Gea: «Hay gente que se levanta cada mañana con la obsesión de hacer daño al Real Madrid y a Florentino Pérez».