Del sueño de Pekín a la realidad de Río

Míriam Vázquez Fraga VIGO / LA VOZ

DEPORTES

M.MORALEJO

La paratriatleta viguesa Susana Rodríguez lidera el ránking que da acceso a los Juegos. Logró la marca hace ocho años cuando practicaba atletismo, pero entonces se quedó fuera por falta de plazas

30 sep 2015 . Actualizado a las 10:18 h.

Cuando en el 2008 la entonces paratleta viguesa Susana Rodríguez Gacio se quedó fuera de los Juegos de Pekín -logró la mínima, pero había seis plazas para siete deportistas- se juró que no volvería a competir. Demasiado esfuerzo en vano. Dos años más tarde, sin embargo, descubrió la existencia del paratriatlón, le pareció un reto atractivo y se lanzó. «Convencí a una amiga para que fuera mi guía y conseguí una bici prestada malísima», recuerda. Así inició un camino que espera culminar con aquel sueño olímpico, pero en Río y con un deporte en el que no baja del podio.

Y eso que Susana, cuya capacidad visual no supera el 10 %, acaba de terminar un curso «irregular». «Fue una temporada complicada, con el cuarto puesto en el Europeo que habíamos ganado el año pasado», admite. Eso les sirvió a ella y a su guía, Mayalen Noriega, para reparar en que las cosas no iban como esperaban. «El bronce en Chicago encamina el ránking de cara a los juegos, que ahora lideramos. Ha sido un año productivo para comprobar que el deporte no es matemático y resulta difícil que dos personas coincidan en el máximo rendimiento a la vez».

La meta de Río, apunta la viguesa, sigue estando lejos, pero  ya solo relativamente. «Solía decir que no me gusta pensar a largo plazo y Río ya no lo es. Un año no es nada y, al mismo tiempo, queda mucho trabajo por delante», analiza. Pero esta recién licenciada en Medicina, que se ve con margen de mejora en el segmento de natación, no oculta que esa cita es su gran motivación. «Mientras estudiaba y entrenaba nunca tuve claro cuál era mi prioridad. Si lo siguiente era el examen, eso se convertía en lo más importante, y lo mismo con la competición, intentando dar el máximo en ambos», comenta. Superada esa etapa, se presentará al MIR en enero sin presión. «Ahora sí que no dudo de que el objetivo son los Juegos, algo que pasa una vez en la vida».

Consciente de sus limitaciones

Luchadora por naturaleza -«si de verdad quiero algo, no me importa el esfuerzo, no me voy a dormir hasta que haya hecho lo que me hubiera marcado»-, Susana asegura que en todo momento ha sido consciente de sus limitaciones, pero que es partidaria de descubrirlas por sí misma a base de experimentar. «Siempre tuve claro que hay cosas que para mí no son factibles, como ciertas especialidades de Medicina. Pero no me gusta que desde fuera me digan ''eso de ninguna manera''. Prefiero darme cuenta yo, que soy quien mejor puedo saberlo. Y para eso hay que intentarlo».

Esa filosofía de vida la ha aplicado tanto en del deporte como en sus estudios. Y piensa seguir haciéndolo. «En el futuro me veo haciendo Endocrinología o Psiquiatría y trabajando en un hospital; deportivamente, quizá después de los juegos no siga al mismo nivel, pero seguro que voy a correr todas las carreras populares que haya», anticipa divertida. También le gustaría crear una escuela de paratriatlón infantil y seguir ayudando a los demás en la medida de lo posible. «No me considero un ejemplo, pero si mi experiencia vale de algo a alguien, es gratificante», recalca.

Admiradora de Teresa Perales, Chano Rodríguez o Santos Caballero, dice que cualquiera de sus compañeros de selección es también un referente para ella. «Es un deporte nuevo, en el que empezamos de cero y en el que a día de hoy ir a una carrera sigue siendo una aventura que sin los patrocinadores no sería posible», recuerda. 

Más allá de eso, si algo le ha conducido a las puertas de Río ha sido su afán de superación, aunque ella no lo explique con esas palabras. «El día que me fui de Pontevedra el entonces entrenador de Gómez Noya sugirió que probara el triatlón. Le dije que nunca más competiría. ¡Mira las vueltas que dan las cosas!».