El mayor espectáculo de Galicia

Pedro José Barreiros Pereira
pedro barreiros A CORUÑA / LA VOZ

DEPORTES

Marta Clavero

Con Riazor hasta la bandera, el Dépor y el Celta ansían ganar el derbi desde estilos diferentes

21 nov 2015 . Actualizado a las 08:43 h.

Llega una noche única. El Dépor-Celta, el partido más esperado del año, concita todos los ingredientes para convertir la bombonera de Riazor en el mayor espectáculo de Galicia. Allí se encontrarán dos equipos que han comenzado la Liga mientras ilusionan a sus aficionados, un puñado de futbolistas de calidad, algunos en el mejor momento de sus carreras, el escenario ideal, un estadio con solera y situado en un entorno privilegiado, y dos aficiones infatigables a la par que volcadas con sus colores.

Se espera que el estadio presente el primer lleno de la temporada después de que el pasado jueves se agotasen las entradas. Poco más de 600 seguidores del Celta acudirán a las gradas, más teñidas de blanquiazul que nunca y ansiosas por que su equipo logre la revancha de los dos triunfos celestes de la temporada pasada. En A Coruña también hay ganas de disfrutar de una victoria sonora que borre de un plumazo las cinco jornadas sin ganar y acompañe a aquella única contra el Espanyol conquistada de forma plácida, pero de la que ya hace más de un mes.

El equipo vigués se presenta con un currículo intachable a domicilio, pues ha sumado lejos de su feudo de Balaídos 13 puntos como fruto de cuatro triunfos y un empate. Nadie ha logrado tantos, ni el Madrid, ni el Atlético, ni el Barcelona. Los célticos conquistaron terrenos de postín como el Sánchez Pizjuán, El Madrigal y Anoeta, aunque el duelo de rivalidad les sorprende mientras se desconocen los daños del 1-5 infligido por el Valencia en Balaídos justo antes del descanso liguero.

Buen momento

Las sensaciones de las once primeras jornadas avalan las dos propuestas, aunque el Dépor y el Celta no solo enfrentan sentimientos diferentes, sino también estilos de juego bien distintos. Los locales cuentan con el viento a favor de una plantilla amplia y repleta de variantes. La baja de Borges, por más que se tratase de un titular indiscutible, no sirve de excusa a unos futbolistas que siempre se han mostrado serios y competitivos, pero a los que quizá les falta un pellizco de sal para acabar de plasmar todo el fútbol que llevan en las botas.

Víctor medita regresar al sistema 4-4-2, con Mosquera y Fayçal a los mandos del centro del campo, mientras Lucas contará con un acompañante en punta. Este podría ser el uruguayo Jonathan, quien hasta ahora está pasando de puntillas por la temporada. Con Luisinho de vuelta a los planes de su entrenador, en las bandas parece fijo el puesto de Jonás, trabajador y veterano, mientras Cartabia y Cani se disputan un puesto por la derecha, con aparente ventaja para el argentino, habitual en las últimas jornadas, cuando presumió de mucho regate y facilidad de disparo. Arribas y Lopo pugnan en la defensa la plaza por ser el acompañante del indiscutible Sidnei. En los laterales parecen fijos Navarro y Laure, a quienes les tocará bailar con dos de los genios celestes, Orellana y Nolito.

He aquí los poderes del equipo vigués, que acompaña a estos fenomenales extremos del olfato de Aspas para formar un ataque temible. Si este trío, autor de 16 goles (tantos como todos los marcados por el Dépor), funciona y se divierte, se revela capaz de derribar cualquier muro. Pero al margen de su carácter letal, los de Berizzo también destacan por la velocidad de su juego. En esta faceta resulta decisivo el empuje y la movilidad de un centro del campo infatigable y con talento en el que Augusto, el danés Wass y Tucu Hernández se auxilian y complementan a las mil maravillas.

Así, cuanto menos tiempo pase el balón cerca de la defensa céltica, mucho mejor para sus intereses, especialmente de los centrales Fontás y Sergi Gómez (Cabral está sancionado), llamados a achicar agua en no pocos ataques, cuando el contragolpe contrario sorprende al equipo muy descubierto. Porque en este Celta hasta los laterales (Hugo Mallo y el ambidextro Jonny, que juega por la izquierda), dos puñales de gran afán ofensivo, se revelan letales.

El derbi está servido. Que comience la diversión.