Cristiano, el finalizador total

Javier Irureta

DEPORTES

11 ene 2016 . Actualizado a las 16:26 h.

La ambición que ha demostrado desde que irrumpió muy joven en la élite del fútbol y unas aptitudes físicas fuera de lo común, han convertido a Cristiano Ronaldo en una de las referencias indiscutibles de este deporte. Para mí, el portugués explota sus mayores virtudes cerca del área rival. Allí se transforma en el finalizador total. Golpea extraordinariamente y muy fuerte con las dos piernas y remata también de manera excelente de cabeza. Traza bien las paredes y su instinto voraz lo hacen verdaderamente temible para los equipos a los que se enfrenta.

Y en sus muecas, en sus gestos, siempre hay un grado de insatisfacción, de autoexigencia, de necesidad de hacer mejor las cosas. Sin ir más lejos, en el último partido contra el Deportivo, Cristiano, que intentó anotar desde todas las posiciones posibles, se marchó cabizbajo pese a que el Real Madrid terminó ganando por cinco goles a cero. Ese carácter explica, junto a sus habilidades naturales -bien cultivadas a lo largo de años con entrenamientos exigentes en el gimnasio-, los motivos de que haya podido escalar hasta lo más alto.

Una de las facetas que más me gusta del jugador blanco es cuando dispone de espacios para correr, para salir en tromba hacia meta contraria. Allí, con verde para moverse con libertad, es capaz de sacar el máximo rendimiento a su extraordinaria velocidad en conducción. Es, tal vez, la máquina perfecta para el contragolpe. En esas circunstancias, resulta muy complicado que un solo defensa lo pueda detener. En ocasiones, parece que fuese necesario un ejército para evitar que avance.

Quizás donde más problemas presenta Cristiano es cuando se aleja de la zona de gol. Ya no es tan trascendente. No es capaz de imaginar el juego como lo hace Messi, que se inventa pases de los que solo te das cuenta de que podían haberse trazado cuando ya han sucedido. Por eso, el peso del argentino en el transcurrir del juego es quizás mayor que el de Cristiano. Además de embocar a portería con la precisión de un matemático, Leo tiene una visión privilegiada del fútbol que hace disfrutar a todos sus compañeros.

A Cristiano Ronaldo su ambición sin límites lo ha mantenido en la cima del fútbol desde que era un adolescente. Estas ganas de mejorar las ha canalizado a través de una capacidad de trabajo hasta la extenuación que le han ayudado a pulir su físico privilegiado. Dentro del área es un auténtico depredador y se vale de un disparo durísimo para marcar y marcar.