
El triatleta gallego gana el Sudamericano representando ya al país del Amazonas
21 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Hace pocos días Antón Ruanova (Santiago de Compostela, 1986) anunciaba que regresaba a la primera línea de combate, a la alta competición que había abandonado en el año 2014 cuando decidió priorizar su formación académica. En ese año, este licenciado en Economía consiguió una prestigiosa beca de la ICEX España Exportaciones e Inversiones -una oficina que depende del Ministerio de Economía y que busca promover la internacionalización de las empresas españolas-, lo que le llevó a Madrid a estudiar un máster en Gestión Internacional de la Empresa y más tarde a la oficina económica y comercial de la embajada de España en Brasilia. En el país del Amazonas decidió continuar en sus ratos libres con la pasión que ha marcado su vida: el deporte. Y se apuntó a hacer algunas pruebas del circuito nacional, donde siempre lució en las primeras plazas.
Aquellos resultados y el currículo internacional de un hombre que ya había brillado en Copas del Mundo -el segundo escalafón del deporte de las tres disciplinas- llamaron la atención de la federación brasileña. Empezaron así lo que Ruanova, convencido de que en España no se la había dado en el pasado las oportunidades que merecía, «una serie de conversaciones infantiles, más deseos que realidades, para cambiar mi nacionalidad deportiva de España a Brasil».
Finalmente las negociaciones dan sus frutos y Ruanova cambia de piel y se enfunda en los colores amarillos y verdes del gigante sudamericano.
Ayer debutó de manera oficial con su país de adopción y lo hizo por la puerta grande. Se impuso en el Campeonato Sudamericano que se disputó en Valparaíso, Chile. «Era mi primera carrera representando a Brasil y la verdad es que es un orgullo y estoy tremendamente agradecido a este país por brindarme esta oportunidad», comentó ayer Ruanova, poco después de atravesar la línea de llegada. «Después de dos años sin estar en pruebas ITU -la federación internacional de triatlón- volver con un triunfo es un sueño. Estoy muy muy contento», recalcó el santiagués poco antes de subir al podio que lo pone en rampa de salida hacia su objetivo: estar en los Juegos Olímpicos de Tokio, en el 2020. «La idea es tener esa opción que, por desgracia, con España nunca tuve. Parto de cero, pero si voy haciendo las cosas bien, tengo la certeza de que Brasil me va a apoyar», recalca.
Eso sí, Ruanova no olvida lo que cree fue un trato injusto por parte de la federación española: «Dejé el deporte profesional cansado de ver cómo me cerraban las puertas de mi sueño: debutar y competir con los mejores en las Series Mundiales. Lo dejé cansado de la falta de oportunidades, pese a ser dos veces subcampeón de España en categoría élite y top-14 en las tres Copas del Mundo que disputé».
Crítico con el presidente
No en vano, Antón Ruanova fue una de las personas más críticas con la gestión del actual presidente de la federación española de triatlón, el extremeño José Hidalgo, a quien acusó de doblarse el sueldo cuando las ayudas a los deportistas se veían reducidas una y otra vez por la crisis económica. De hecho, a finales del 2013, en la última cita de la Liga Nacional de Clubes que se celebraba en El Toyo (Almería), el santiagués lideró una protesta para pedir la dimisión de Hidalgo, una medida que secundaban ocho de los diez equipos presentes en la prueba. Los movimientos estratégicos del máximo responsable del triatlón nacional lo hicieron mantenerse en su cargo, incluso cuando voces como las de Javier Gómez Noya o Iván Raña ya habían censurado la labor del director técnico que había nombrado José Hidalgo.
De todos modos, para Ruanova la mayor afrenta hacia su persona se produjo cuando quedó una vacante para España en la prueba de las Series Mundiales de Kitzbühel, en Austria, y el santiagués solicitó a la federación que lo inscribiese, que él costearía con los gastos del desplazamiento. Era su momento para codearse con los mejores del planeta. Según relata, le denegaron esta opción «por no cumplir con los criterios técnicos para ello».
Ahora inicia una nueva etapa, con otros colores, pero con la misma ilusión. «Era elegir entre la comodidad y seguridad de un buen puesto de trabajo o la incertidumbre del deporte profesional», dice. Eligió lo segundo. «Obrigado Brasil».