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Barça-Madrid: Las seis patas para un clásico

a. bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Los tridentes del Barça y del Madrid, claves para el partido del Camp Nou

31 mar 2016 . Actualizado a las 18:15 h.

«Los colegas del Barça son jugadores de nivel mundial y lo hacen realmente bien». Gareth Bale no fue capaz ayer de esquivar las preguntas sobre la eterna comparación de las dos líneas ofensivas más poderosas del planeta, dos tridentes demoledores, seis patas que coquetean con la historia -Messi ya solo pelea por hacerse un hueco en la mesa de Di Stefano, Pelé, Maradona y Cruyff- y que a buen seguro marcarán el clásico de este sábado (20.30 horas, digitales) en el Camp Nou. Un partido, sin embargo, cuya incidencia en el resultado de la Liga parece extremadamente limitada. Pese a lo que proclamó ayer Bale, «si ganamos, tenemos opciones de ganarla», el campeonato semeja decidido. La renta de los de Luis Enrique es suficiente como para administrarla con comodidad. Solo se juega, que no es poco, el honor.

«Vamos a tratar de hacer el partido más emocionante posible para que la gente disfrute», destacó el galés, que elogió la figura de su técnico, Zinedine Zidane, y la labor de reconstrucción que está realizando con un Madrid todavía hecho jirones. «Quizás con él estemos más unidos», resalta uno de los hombres que mejor se había adaptado a la fórmula de Rafa Benítez. Pero para Zidane, la noticia más halagüeña en este tramo final de campaña es precisamente que ha recuperado la famosa BBC. La plaga de lesiones que asoló al conjunto blanco solo pareció respetar a Cristiano Ronaldo. El desequilibrio en minutos jugados con respecto a los tres hombres del Barça es brutal. Ni siquiera la lesión de Messi, que lo tuvo fuera de juego durante dos meses, iguala las cifras. Mientras los culés acumulan 6.595 minutos -el que menos encuentros ha jugado es Messi con 24-, los de Zidane se quedan en 5.356. Bale solo ha podido disputar 17 partidos y 1.266 minutos, por los 29 y 2.610 de Cristiano.

Esta falta de regularidad no solo ha afectado de forma individual a los futbolistas blancos que les ha costado encontrar ritmo, sino que ha incidido sobremanera en el colectivo, que no ha podido asimilar los automatismos necesarios para que el equipo funcione como una máquina de precisión. Al Barça de Luis Enrique le costó arrancar cuando en la pasada temporada incorporó a Luis Suárez a sus alineaciones, después de cumplir la sanción que le había impuesto la FIFA tras el famosos mordisco en el Mundial. Ahora, sin embargo, se ha convertido en una auténtica apisonadora. Sus números son devastadores: 68 goles y 32 asistencias entre los tres. No solo anotan, sino que entre ellos mismos se retroalimentan, se combinan para hallar al compañero mejor situado hacia la boca de gol.

La sintonía de los tres no solo se circunscribe al césped. Entre ellos se ha fraguado una buena amistad y eso lo transmiten en el campo. En su día, cuando fue preguntado por esta cuestión, Cristiano insistió en que para rendir al máximo no era necesario que él fuese amigo de Bale y de Benzema. «En el Manchester ganamos la Champions y yo no hablaba con Scholes, Giggs o Ferdinand, más allá del ?Buenos días?. Y sin embargo teníamos un equipo estupendo. Yo no tengo que cenar con Benzema o invitarle a mi casa. Lo importante está en el campo. No necesito besitos ni abracitos», dijo poco después de que Messi y Luis Suárez reprodujesen ante el Celta el mítico gol de Cruyff desde el punto de penalti. Este fin de semana tendrá otra oportunidad de oro para reivindicar que está en lo cierto.