
Después de los 50 goles con Argentina, Messi busca lograr el 500 de su carrera en el derbi ante el Madrid
01 abr 2016 . Actualizado a las 14:48 h.Los pasos de Messi hacia la eternidad son de gigante y dan vértigo, nada que ver con los cortos y seguros con los que se asegura domesticar el balón. Esta semana redondeó su marcador particular con la selección argentina. Ante Bolivia, de penalti, anotó su gol número cincuenta. Mañana frente al Real Madrid aspira a moldear su cifra global hasta llevarla a los 500 goles en 626 partidos. Su ritmo anotador, de 0,79, lo pone a la altura de la deslumbrante eficacia de Romario, que concluyó su carrera con 772 goles en 994 encuentros. «Sería lindo marcar el 500, pero lo más lindo sería ganar», destacó el rosarino poco antes de subirse a un vuelo para regresar a orillas del Mediterráneo. Messi no se desvía un ápice de ese discurso de grupo que tanto lo diferencia de su antagonista: Cristiano Ronaldo.
Sin embargo, más allá de los números, de los datos, Messi se ha apoderado en los últimos tiempos de un reconocimiento que le ha calado en el alma: Argentina se ha volcado en reconocerle todas sus virtudes. Ha pasado de ser la estrella del Barça al emblema de la albiceleste. Nadie discute ya que es el líder, el hombre que debe guiar a la selección a levantar el trofeo en el centenario de la Copa América y, más tarde en Rusia, a volver a acariciar el Mundial, como Maradona había hecho en México 86.
Con ese ánimo renovado, el diez del Barça se presentó ayer en el entrenamiento voluntario que Luis Enrique había programado para los futbolistas sudamericanos. Messi está más centrado que nunca. Después del bache que atravesó hace dos temporadas, cuando, enmarañado en líos judiciales y problemas físicos, bajó el pistón y el Madrid acabó como campeón de la Champions y el Atlético se apoderó de la Liga, ahora la Pulga no quiere dejar pasar el tren de la historia. Su mejor concurso será fundamental para que el equipo de Luis Enrique, al que en un primer momento le costó entender la trascendencia de Messi no solo en el Barça, sino en el fútbol, vuelva a reventar las vitrinas del Camp Nou. La sed de títulos permanece intacta y nada parece motivar más a Messi que pasar por encima de Cristiano. Por eso, pese a que no ha marcado en los últimos tres clásicos, es una pesadilla para el Madrid.