La neozelandesa y la estadounidense dieron un ejemplo de deportividad tras un accidente en las series de 5.000 metros
16 ago 2016 . Actualizado a las 20:36 h.La atleta neozelandesa Nikki Hamblin y la estadounidense Abbey D'Agostino iniciaron en Río 2016 la que puede ser una amistad para toda la vida, forjada en el dolor y la desgracia compartidos sobre la pista en las series olímpicas de 5.000 metros.
En una prueba que dominaba con autoridad la etíope Almaz Ayana, flamante campeona de la medalla de oro en los 10.000 metros en Río y que acabó ganando la serie, Hamblin precipitó el desafortunado incidente, al pisar el bordillo interior de la pista. Se desequilibró y súbitamente se fue al suelo, de forma que D'Agostino, que corría a su espalda, no pudo evitar el tropezón con ella y seguir la misma suerte. Después de unos segundos retorciéndose de dolor sobre la pista, el instinto de solidaridad surgió de lo más profundo de sus corazones. D'Agostino ayudó a su rival a incorporarse y ambas se fundieron en el abrazo del consuelo en medio de la desgracia.
Lejos de recriminarse o de seguir corriendo luchando por estar en la final de los 5.000 metros, D'Agostino se dio cuenta D'Agostino que tenía dolor en su rodilla, tanto que se tuvo que tirar de nuevo al suelo con gestos de dolor. Hamblin, que sí tenía fuerzas para continuar de inmediato, le devolvió el gesto y no solo la ayudó preocupándose por su estado sino que la animó a seguir corriendo para terminar la prueba.
Las dos tuvieron arrestos para llegar a la meta, donde la norteamericana fue retirada en silla de ruedas. Habían llegado las últimas. Hamblin decimoquinta con 16:43.61, minuto y medio después que la ganadora, la etíope Almaz Ayana, y D'Agostino a continuación, con 17:10.02. La emotiva escena, repetida en el videomarcador del estadio, movió el corazón de los jueces, que resolvieron recalificar a las dos atletas, que volverán a verse las caras el viernes en la final, si es que están recuperadas de sus heridas.