Un gol de Kovacic evitó que el noveno de la Liga polaca la remontase dos goles al campeón de Europa
02 nov 2016 . Actualizado a las 23:13 h.El día en el que cumplía 100 encuentros como técnico, Zinedine Zidane recibió un impensable castigo en Varsovia (3-3) aunque pudo ser peor si no lo evita Kovacic, por experimentar en un partido fantasma en todos los aspectos. El fútbol de élite sin público ofrece una imagen extraña, similar a un encuentro de juveniles en categoría preferente. La diferencia es que en el estadio del Ejército Polaco había un centenar de enchufados en las gradas y a un choque de chavales asisten sólo sus familiares. En pleno debate entre los partidarios del emergente, veloz y potente Morata y los seguidores del veterano y más técnico pero menos luchador Benzema, el técnico del Real Madrid adoptó una solución salomónica y alineó a los dos atacantes ante el modesto Legia.
Se le pedían goles al Madrid y el equipo blanco salió a escena con toda su artillería, ya que tampoco faltaron Bale y Cristiano. Encarriló fácil la victoria pero, una vez más, la autocomplacencia de sus jugadores y la falta de intensidad defensiva permitieron al animoso rival crecerse y hasta remontarle durante unos minutos. Ya no es que el Madrid se dejara dos puntos valiosos en su lucha con el Dortmund por ser líder de grupo, lo más grave es su imagen lánguida, su desorganización táctica y los 10 partidos sin dejar su puerta a cero.
No se sabía aún si los campeones continentales se situaban con un 4-4-2 o un 4-2-4, cuando llegó el gol más rápido de este club en Champions. A los 55 segundos, Bale dibujó una volea magnífica desde fuera del área. Centró Coentrão, la prolongó el portugués y la clavó cerca de la escuadra el de Cardiff. El anterior récord lo tenía Benzema, que en noviembre de 2011 marcó en la máxima competición continental a los 83 segundos, frente al Dinamo de Zagreb. El duelo tenía pinta de goleada. Ya en ventaja, se le escuchaba a Zidane pedir a sus jugadores que actuaran con calma y orden. Bale era el atacante que se esforzaba en defensa con más entusiasmo, Morata mostraba más movilidad que nadie a la hora de desplegarse en ataque, Cristiano caminaba, a la espera de encontrar su momento, y Benzema entendía bien que debía retrasar unos metros su posición para hacer de pivote ofensivo. De forma paulatina, empero, los de arriba no replegaban, el Madrid se partía y Kroos y Kovacic se encontraban muy solos para sujetar en el centro del campo. Si planteamientos así no sirven ni ante el Legia, no digamos ya frente a rivales de más enjundia.
Pasada le media hora, los blancos parecieron garantizarse el triunfo con un gran gol. Una acción muy elaborada y larga, cerrada con un gran pase de Kovacic a la espalda, la asistencia de Bale y el remate sin parar de Benzema, que se reivindicaba, si es que a estas alturas le hace falta. Muy festejada de todos modos por Zidane esa diana de su compatriota. Tras el segundo gol, epero, la relajación se apoderó de los madridistas. Vuelta a las andadas. Y eso que Cristiano, más hablador que batallador, aconsejaba a unos y otros y era el más activo a la hora de dirigirse hacia el banquillo para intercambiar opiniones con el técnico.
La reprochable falta de intensidad del Madrid permitió al belga Vadis Odjidja firmar un magnífico gol. Se acercó hacia el área con suma facilidad, ya que ni le entró Coentrao, con evidente sobrepeso tras siete meses de baja, y lanzó un gran disparo desde la frontal. Las imágenes señalaron también a Varane, que cometió este típico error en categorías menores de girarse y darle la espalda al balón. Salió con más determinación en la segunda mitad, pero no se encontró con el gol y acusó su fragilidad para defender. El serbio Radovic se aprovechó de la pasividad de los rivales para sorprender a Keylor Navas con un tiro raso. Más puntera que empeine. Zidane retiró a Benzema y buscó el revulsivo con Lucas Vázquez.
Tan desordenado como ansioso, atacaba el Madrid pero sin punteria. Cristiano se desesperaba y pedía penalti por un empujón. A 13 del final, Asensio entró por Coentrao y se produjo un cambio de sistema, con defensa de tres. El francés Moulin se benefició del caos del enemigo. Ya con el joven Mariano en el campo en lugar de Morata, Kovacic salvó un punto. Y el duelo terminó con el Madrid a la heroica y un disparo de Lucas Vázquez al travesaño. Siendo malo el empate, es de todo punto ridículo que el Legia le haga tres goles al Madrid. Zidane debe hacer autocrítica. Y ya no digamos sus jugadores, que aún no han ganado fuera de casa en esta Champions.
Legia: Malarz, Bereszynski, Rzezniczak, Pazdan, Hlousek, Kopczynski, Moulin, Vadis Odjidja (Jodlowiec, min. 86), Guilherme, Radovic (Prijovic, min. 77) y Nikolic (Kucharczyk, min. 69).
Real Madrid: Keylor Navas, Carvajal, Varane, Nacho, Coentrao (Marco Asensio min. 77), Bale, Kroos, Kovacic, Morata (Mariano, min. 84), Cristiano Ronaldo y Benzema (Lucas Vázquez, min. 64).
Árbitro: Pavel Kralovec (República Checa) Goles: 0-1, min. 1, Bale. 0-2: min. 35, Benzema. 1-2: min. 40, Vadis Odjidja. 2-2: min. 58, Radovic. 3-2: min. 82, Moulin. 3-3: min. 85, Kovacic.