
El equipo de baloncesto asegura que fue el agente de la deportista quien incluyó la opción de poder rescindir su contrato si quedaba en estado
02 nov 2016 . Actualizado a las 11:13 h.Aunque se han producido avances significativos, las desventajas para la mujer en el deporte de competición siguen siendo numerosas. En especial, en lo referente a emolumentos o patrocinadores, las diferencias con respecto al deporte masculino siguen siendo abismales. La desigualdad puede llegar a convertirse en algo inadmisible, penoso e injusto y en este plano se encuentran las cláusulas antiembarazo, que aparecen, siempre en letra pequeña, en algún contrato de jugadoras de baloncesto. Contemplan la posibilidad de dar la baja a la deportista, en el caso de que se quede embarazada.
Leopoldo Ibáñez, presidente del Universitario Ferrol y un dirigente que ha trabajado duro en la promoción del baloncesto femenino, admite que en su primer equipo, el único gallego en la élite española, hay una jugadora con esta cláusula en su contrato: «Venía en el acuerdo que firmamos con un representante norteamericano -explica-. Supongo que allí será habitual, aunque en España yo creo que hace tiempo que ya están fuera de circulación. Es verdad que antes se exigían, era muy injusto, ya que en el momento en el que había un embarazo, el contrato se dejaba en pausa hasta la temporada siguiente. Evidentemente, la jugadora se quedaba sin cobrar. Ese era la situación, aunque ahora ya no es así. En realidad, nosotros no le dimos una gran importancia a esta cláusula, la jugadora tiene su permiso de residencia y trabajo en España, así como su Seguridad Social».
Sin embargo, Ibáñez sí reconoce que vivió en una ocasión como se aplicaba esta cláusula, no por la exigencia del club, sino porque así lo determinó el propio representante de la jugadora: «Hace varias temporadas firmamos a una congoleña, Nascy de Oliveira, y a los 15 días nos llamó su representante para decirnos que se había quedado embarazada y por lo tanto el contrato no llegó a hacerse efectivo», relata.
El mandatario insiste en que en el Universitario Ferrol las nueve jugadoras del primer equipo tienen su contrato laboral y su Seguridad Social: «Eso quiere decir que en caso de embarazo se aplica la misma legislación que para cualquier trabajador, aunque en lugar de coger la baja en la semana 32 o 36 tendría que cogerla antes, ya que estando embarazada no se puede jugar», indica.
Ibáñez aclara que la legislación laboral está por encima de los contratos privados y de lo que se firme. Por lo que la cláusula podría no tener validez alguna.
En realidad, más conjuntos de la Liga Femenina mantienen ese tipo de cláusulas antiembarazo, que eran más frecuentes en temporadas anteriores.
«Nadie me obligó a seguir, fue por compromiso»
Natalia Soage es jugadora del Arxil y durante su primer embarazo, hace seis años, jugó durante tres meses embarazada. «En el club se lo tomaron bien, no había ningún papel firmado en contra de quedarme embarazada», explica la deportista. «Nadie me obligó a seguir, fue por compromiso personal, en el club se preocupaban por mí», afirma una Soage que es comprensiva con los clubes que aplican esas cláusulas por su mala situación económica y pide una ley del deporte que cuide de los amateurs.