En la situación de los contendientes del clásico de esta tarde, destaca algo muy evidente como el hecho de que el Real Madrid ha obtenido mucho más de su banquillo que el Barcelona. Nacho, Lucas Vázquez, Kovacic o Morata, han tenido un peso mucho mayor en su equipo que los secundarios del conjunto azulgrana. Las bajas que ha debido afrontar Zidane han ayudado a que el grupo haya ido cobrando importancia y han convertido en un recurso muy importante a los jugadores que no tienen cartel de estrella.
Por contra, el Barça no solo va tres puntos por detrás del Real Madrid, sino que ha demostrado que las ausencias han condicionado muchísimo su juego. Hoy, ya sin esas bajas, está obligado a dar un salto de nivel.
En los visitantes, 31 partidos sin conocer la derrota hablan del alto nivel de un entrenador. Es algo que nadie puede discutir. La ventaja blanca es importante a falta del partido de hoy y una victoria del Madrid reforzaría muchísimo al equipo y acallaría cualquier tipo de duda en cuanto a juego. Un juego que ha estado precisamente marcado por las situaciones de emergencia que ha tenido que afrontar el técnico. El hecho de que el míster no haya podido repetir alineación ya deja claro el reto que ha afrontado y los resultados evidencia lo bien que lo ha resuelto.
Al Barcelona, sin embargo, no solo no le han acompañado los resultados, sino que ha dado muestras por primera vez de sufrir frente a equipos que han salido a presionarle en su campo. Detalles como la pérdida de Bravo han influido en la inseguridad en la zona de atrás, aparte de las bajas de Piqué o Mascherano en varios encuentros, o el bajón de nivel de Busquets. Todo sin haber encontrado de momento recambios de garantías.